Alucinadas II: las autoras a la conquista de un lugar propio en la ciencia ficción en español

La espera por fin ha terminado y tengo entre mis manos Alucinadas II, la segunda antología de relatos de ciencia ficción escritos por mujeres en español que Palabaristas y Sportula publicarán esta misma semana. Siento emoción al comenzar a leer y recuerdo aquella primera antología, la que apareció en diciembre del 2014, que ayudé a editar y que tantas alegrías nos ha dado. Me maravilla que la máquina siga en marcha, que más autoras hayan acudido a la llamada, y que nuevas voces —y otras no tan nuevas— nos descubran historias tan originales como bien escritas.alucinadas_ii_4985_txZZt4fR

Las editoras de esta obra, Sara Antuña y Ana Díaz Eiriz, han seleccionado relatos de gran calidad, que trasportan al lector a distopías, a Tierras futuras, a planetas alejados pero extraordinariamente parecidos al nuestro, a siglos pasados alternativos, y a lugares fuera del espacio y el tiempo. La estupenda portada, obra de Díaz Eiriz, representa un rostro alienígena que contempla a quien tiene enfrente, desde el infinito de sus ojos, y que intuimos es de un ser femenino. Esta ilustración representa perfectamente la idea de la femineidad como pilar del universo (nótese la torre en la que aparece que reposan los nombres de las autoras).

Después de una introducción ingeniosa y muy esclarecedora de parte de las editoras, Susana Arroyo y Silvia Schettin —FataLibelli— desarrollan uno de los mejores prólogos que he leído en mucho tiempo. No es raro, puesto que tienen práctica con los estupendos textos con los que introducen las obras que publican. En este ahondan en la dinámica histórica del negocio literario, concretamente en el papel fundamental de las narradoras a la hora de establecer un género como el de la novela en el siglo XIX. Arroyo y Schettin explican cómo la popularidad que fue adquiriendo este género implicó su progresiva “masculinación”, y los nombres y esfuerzos de las escritoras comenzaron a verse relegados hasta ser casi completamente ensombrecidos por el de los escritores.

La antología se abre con el relato ganador del premio de esta edición: “Historia y cronología del universo” de la granadina Almijara Barbero Carvajal. Con un estilo preciso y valiente, y sabor a Bradbury, a Pratchett y a Cortázar, la autora crea una cosmogonía que a veces es sueño, otras, un espectáculo de sombras chinescas, a ratos, fábula y siempre, un relato weird. Esta es una narradora a quien conviene seguir la pista.

“Wirik Es” es el cuento de la argentina Alejandra Decurgez, que ya se quedó a las puertas de entrar en la antología anterior con una historia ambientada en el mismo universo de seres híbridos creados para satisfacer las necesidades de los humanos. La escritora demuestra que sabe crear una atmósfera inquietante mediante personajes que, a pesar de no ser humanos, despliegan las mismas emociones y miedos: El Otro, a fin de cuentas, no es tan diferente. Y ¿no seremos nosotros el Otro?

“Las dos puertas de Tebas” de MA Astrid es una historia ciberpunk en la que la trama avanza a través de un potente flash back. Genios de la programación, poderosas corporaciones, conspiraciones para controlar recursos poderosos, asesinatos, mentiras y una acción vertiginosos son los ingredientes de esta historia.

La autora cubana Maileis González Fernández firma “Seudo”. En este relato se adivinan ecos de Borges (ese mundo lleno de niveles, como aquella otra biblioteca infinita) y de Aldous Huxley, y se describe una sociedad distópica que habita el Gran Edificio, compuesto por un número indeterminado de pisos a los que se accede a través del Ascensor. En esta civilización la biotecnología consigue modificar la fisiología humana para crear seres que no necesitan comer o dormir, inhibidos sexualmente para realizar tareas perennes.

“Francine (borrador para la conferencia de setiembre)” de María Antonia Martí Escayol es una deliciosa historia que rezuma Steampunk y especulación filosófica, una de las señas de identidad de la ciencia ficción más comprometida. Como el título indica, la historia se despliega en forma de borrador de un texto divulgativo, con voluntad y estilo objetivos. Sin embargo, esa objetividad formal no impide a la autora abordar en profundidad temas de antropología filosófica con una delicadeza admirable.

Laura Fernández en “¿Acaso soy una especie de monstruo, señor Pallcker?” es capaz de hacer una de las cosas más difíciles en ciencia ficción: utilizar el humor como instrumento de crítica social y cultural sin caer en fórmulas agotadas. La catalana construye una aventura detectivesca delirante, plagada de estereotipos y situaciones surrealistas, que demuestra que es posible contar historias ocurrentes sobre planetas lejanos con originalidad e inteligencia.

“El ídolo de Marte” de la mallorquina Julia Sauleda Surís explora el sentimiento de soledad y aislamiento del ser humano. Se trata de narrar la historia de seres humanos inadaptados, gentes que después de una larga trayectoria lejos de sus hogares se transforman de tal manera que, una vez de vuelta, son incapaces de asumir sus vidas antiguas, todo ello aderezado con las notas de xenofobia ante otra especie inteligente diferente.

“¿Quieres jugar?” de Verónica Barrasa Ramos sumerge al lector en una historia ciberpunk con referencias a Matrix o Mr. Robot, donde las apariencias engañan y la realidad puede ser mucho más compleja de lo que parece en un principio. De nuevo, como en los otros cuentos ciberpunk de la antología, las relaciones personales son el desencadenante de los conflictos que cuestionan esa realidad.

La madrileña Sofía Rhei es la única autora incluida en la anterior antología de Alucinadas que suscribe un cuento en esta: “Informe de aprendizaje”. De nuevo encontramos un interés por el lenguaje, esta vez aplicado al mundo de la traducción inter-especies. Contada con humor y con el buen hacer de la autora, como si de un informe se tratara, consigue desmenuzar las particularidades culturales de una raza alienígena inteligente, desde el punto de vista de las relaciones sentimentales y sociales que se forman en el proceso de aprendizaje de un idioma altamente complejo.

La antología se cierra con “Cuestión de tiempo” de Susana Vallejo. El monólogo trastornado de una persona torturada nos introduce en las vidas de un grupo de hackers hasta descubrir una red de intereses creados para controlar tecnologías capaces de manipular y controlar a las masas. Es una narración valiente, muy bien contada, en primera persona, y sin pausas que atrapa al lector, y es capaz de transmitir el delirio de una persona bajos los efectos del dolor y las sustancias químicas.

En resumen, Alucinadas II es una magnífica playlist de historias con temáticas de plena actualidad en la que los lectores encontrarán buen hacer de la mano de un puñado de autoras de ambos lados del Atlántico. No os la podéis perder en su versión digital a través de Lektu o en papel en la editorial Sportula.

 

 

 

 

 

 

 

«Mobymelville» y «14 maneras de describir la lluvia» de Daniel Pérez Navarro

No recuerdo cuándo fue la última vez que me leí una novela en un solo día. Me refiero a una de esas historias en las que lees unas líneas y te quedas atrapado sin poder despegar la nariz de las páginas hasta que no encuentras la palabra “fin”. No es que creas perder el hilo de la trama si te alejas, sino que temes que cualquier pausa demasiado prologada romperá la magia que te hacía permanecer enganchado. A mí me acaba de suceder con 14 maneras de describir la lluvia del cordobés Daniel Pérez Navarro. Tengo que agradecer a mi amigo Félix García del blog El Almohadón de Plumas el descubrimiento de este autor, del que solo unos días antes había leído Mobymelville, una obra sorprendente me había gustado bastante.

Daniel Pérez Navarro

14 maneras de describir la lluvia no tiene nada que ver con Mobymelville (publicadas por Sportula) que es un canto cósmico de ballenas, aunque comparten la buena factura de su autor. Vayamos por partes.

Maldad acuática

Mobymelville se me antoja a veces como un experimento por parte de Pérez Navarro, que no es exactamente lo mismo que decir que se trata de un texto experimental entendido como rompedor absoluto y consciente de las reglas estilísticas clásicas. Quiero decir que no percibo ánimo de utilizar un andamio diferente al habitual como un capricho: hay una pretensión más profunda, una auténtica búsqueda por decir lo máximo con la expresión mínima posible. La estructura no clásica -hay fragmentación al modo post-modernista, apelación directa al lector, encadenamiento de ideas aparentemente sin relación alguna- trata, bajo mi punto de vista, de desplegar un proyecto muy íntimo, una suerte de concatenación de escenas con diferentes personajes unidos por un mismo monstruo, que representan algunas de las ideas existenciales del escritor. Puedo equivocarme, probablemente así sea, y yo esté haciendo conjeturas de humo, pero es la impresión que me llevé.

La prosa está exquisitamente cuidada, y es uno de los puntos fuertes de la obra del cordobés: frases contundentes pero desprovistas de altisonancia efectista, imágenes potentes y relaciones inesperadas entre conceptos.

Cada vez que mis aminoácidos se encienden, comprendo que ha llegado la hora de embarcar, antes de que la secuencia de bases se descomponga y mis fragmentos caigan desperdigados en un inabarcable vacío, entre nebulosas distanciadas en un universo que ahora se dilata. Antes de que el malestar me resulte insoportable y me abandone a la nostalgia, debo subir a bordo.

Hay ecos borgianos en toda la obra –las referencias a la biblioteca infinita y los capítulos en primer persona- y llama la atención la estructura fraccionada de la historias que avanzan gracias a pequeños textos. Son como pellizcos cuidadosamente colocados, a veces brevísimos, que descolocan, desazonan y pueden llegar a confundir al lector creyendo que la acción va por un camino para dirigirse en un cruce de palabras hacia la dirección opuesta. Los capítulos centrales –Dominó: seis cinco, Dominó: cinco blanca y Dominó: blanca seis y Cáscara de nuez– son los mejores para mí, historias melancólicas con ecos de tragedia griega en la que el destino es la locomotora de la existencia de unos personajes atrapados. Mobymelville representa aquello que el lector más teme, un poco como los Boggarts de Harry Potter, es maldad que cambia de forma según quién lo piense y, en el caso de Pérez Navarro, es una ballena blanca torturadora de almas, que condena a una nada obligatoria, una especie de inmortalidad impuesta y dirigida. No sé si el miedo del autor se encarna en un cetáceo sádico por algún motivo en concreto, quizás sea como imagen mental contrapuesta al clásico monstruo primigenio que suele ser físicamente más amenazador. ¿Quién sospecharía de una mamífero acuático aparentemente pacífico?

Aunque quizás Mobymelville sea la historia de una obsesión que, tomando como excusa la novela de Melville, persigue ideas que nadan en el subconsciente del autor. Hay referencias a la Biblia (la nave Nimrod, con el nombre del famoso cazador nieto de Noé), a la paradoja de Olbers, hay un tal Daniel Hessman –posible trasunto del propio escritor- que inventa historias en un punto indeterminado del tiempo-espacio. Los primeros y últimos capítulos a veces pierden la atención del lector cuando se adentran en descripciones un tanto repetitivas de los conceptos cosmogónicos que obsesionan a Pérez Navarro. Esta es una obra para el lector que busque un texto alejado de los cánones habituales pero que desee recrearse en un lenguaje rico, con ideas interesantes y distintos niveles de interpretación.

14 maneras de describir la lluvia

La novela toma prestado el nombre de la obra homónima del compositor austríaco Hanns Eisler, demostrando la vena mitómana de Pérez Navarro. El cordobés admite que su estructura reproduce, dicho en palabras propias “un movimiento lento de la Música para percusión, cuerda y celesta del húngaro Béla Bartók, es decir lento-crescendo-climax-lento, o de cine (la estructura de Pulp Fiction)”.

La primera parte propone una aproximación circular a un crimen, a través de saltos temporales y con un narrador omnisciente desapasionado, que da cuenta de los acontecimientos intentando dejar a un lado cualquier observación emocional, casi como si de una crónica científica se tratara. También admite el autor la influencia de El Jarama de Sánchez Ferlosio, muy marcada creo yo que en la primera parte, sobre todo cuando los eventos se van narrando desde distintos escenarios, puntos temporales y siguiendo a varios personajes, en su mayoría jóvenes. Hay algunas escenas gloriosas, como la del “Hacedor de Burbujas”, que son casi anodinas pero que esconden una importante carga simbólica, o el diálogo del “Hombre de Negro” ante uno de sus prisioneros, que hace pensar inmediatamente en alguno de Taratino.

—­El primer hombre en asesinar nunca soñó con el primer muerto.

Recitó como un sacerdote en un funeral. Aquel por quien se celebraban las exequias aun respiraba.

—No manches. ¿Quieres callarte?

—Soñaba con flores. Y con tierra de la que brotaba sin esfuerzo la comida —siguió el Señor de Negro, estirado y hablando como un profeta—. Fue el primero en erguirse. El que antes se inclinó sobre la piedra para afilar una hoja de acero. El primero en apuntar a la nuca de otro hombre.

La prosa de Pérez Navarro está mucho más depurada que en Mobymelville, contando pesadillas, crímenes o acciones cotidianas con las palabras justas. “Mínimo de palabras, máximo de contenido son las dos reglas básicas”, dice el cordobés. Se nota, además que ha logrado mayor soltura en los diálogos, consiguiendo dotar de una voz propia a los personajes juveniles, aunque los adultos sigan a veces sonando demasiado parecido, para mi gusto. Es muy complicado dar una voz distintiva a cada uno, lo sé, se trata de una de las labores más difíciles del oficio, pero en lo que se refiere a los jóvenes, Pérez Navarro lo consigue.

La segunda parte muestra un esquema narrativo más clásico, lineal, que deja para el final –a modo de epílogo- un capítulo desechado por el autor en el corte final de la novela. Para mí el final es más flojo que el inicio, no cierra realmente la historia sino que la deja rodando, algo más lentamente eso sí, sin ahondar demasiado en las heridas expuestas, en los conflictos aireados. Es una conclusión inconclusa.

Mobymelville es una tragedia cósmica en la que confluyen la ciencia ficción, la fantasía y el terror, un ejemplo de New Weird, aunque sé de buena tinta que a Pérez Navarro no le interesan las etiquetas. En 14 maneras de describir la lluvia los elementos ciencia-ficcioneros desaparecen para dar mayor protagonismo al terror y a la fantasía.

Lo cierto es que el cordobés no es un autor convencional, ni lo son sus obras, ni su manera de narrar, ni sus personajes. Creo que entiende la literatura como un vehículo de expresión artística que uno personaliza sin atender a los llamados del marketing, aceptando influencias de todo tipo, sin marginarlas ni juzgarlas. Comparto esa actitud y recomiendo las obras de Pérez Navarro a aquel lector que aprecie ese tipo de esfuerzo creativo, dispuesto a dejarse sorprender, apostando por formas diferentes de ficcionar. He disfrutado enormemente con ambas novelas, sobre todo con 14 maneras de describir la lluvia, y espero leer muchas invenciones más de este escritor.

Entrevista a Steve Redwood, autor de Simetrías Rotas

Esta entrevista se enmarca dentro de la ronda de reseñas, artículos y entrevistas organizada por el blog Sense of Wonder sobre libros publicados por la editorial Sportula. Podéis encontrar la versión inglesa de esta conversación en  http://sentidodelamaravilla.blogspot.ae/2013/05/cristina-jurado-interviews-steve-redwood.html

Dice Steve Redwood que se marchó de su Reino Unido natal a los veinticinco años porque no paraba de llover desde aquel día de 1943 en que nació. Yo estoy segura de que, más que por clima, se largó por la falta de comida decente. Es bien sabido que el afán colonizador de los ingleses se debe a la búsqueda de viandas comestibles y no a su espíritu emprendedor. Cuenta la leyenda urbana que lo rodea que nunca se estableció definitivamente hasta que llegó a España, pero después de haber vivido en Turquía (no la actual, pensad en hace unas décadas) y Arabia Saudita (mismo da antes que ahora) no nos extraña en absoluto que nuestro país le pareciera la isla Barataria. No se le conoce oficio… bueno, los rumores apuntan a que ha sido profesor de inglés pero estas afirmaciones están sin confirmar. Reconoce que no empezó a escribir hasta los 50, probablemente porque su trasero inquieto se lo impidió hasta entonces, pero esta es una hipótesis que está esperando ser testada.

Su primera novela de fantasía y humor Fisher of Devils estuvo nominada en 2003 a la mejor novela por la Sociedad Británica de Fantasía. Un par de años después publicó Who Needs Cleopatra? y en 2010 apareció la antología de relatos Broken Symmetries, que en nuestro país se titula Simetrías Rotas y que edita la editorial Sportula. Sus relatos han sido publicados en revistas y antologías como el Thackery T Lambshead Pocket Guide to Eccentric and Discredited Diseases (finalista del Hugo y el World Fantasy) y The Mammoth Book of Comic Fantasy. Algún espíritu trastornado decidió que España se merecía disfrutar de sus novelas tanto como los propios ingleses. Como consecuencia, El pescador de demonios (editorial El Tercer Nombre) y ¿Quién necesita a Cleopatra? (editorial Ajec) se encuentran disponibles en el idioma de Cervantes, así como una colección de relatos cortos que Redwood ha titulado –atendiendo sin duda, a algún tipo de metáfora- Los pingüinos también se ahogan (editorial Torre de Marfil).

A continuación, reproducimos la conversación con Redwood, que ha sido lo suficientemente kamikaze como para lanzarse a ella sin anestesia.

 

Cristina Jurado: Me gustaría empezar con una pregunta obvia. ¿De dónde salió el título Simetrías Rotas? (Tengo una teoría, pero es simplemente el producto de mi mente enferma)

Steve Redwood: ¡Dios! ¡Cómo me gustaría acordarme! Estaría encantado de impresionarte diciendo que se refiere a una idea básica de la teoría cuántica, pero me preguntarías “¿puedes concretar?” y entonces quedaría expuesto como un fraude y Carmen Moreno, mi vengativa ex mujer y arpía en su tiempo libre, alardearía paseando mi vergüenza por Facebook o Twitter. Seguramente trataba de frustrar las expectativas del lector o, al menos, doblegar los tropos, distorsionar las simetrías esperadas manteniendo al mismo tiempo una lógica y una consistencia internas e incluso cierta inevitabilidad (espero haberlo conseguido). Recuerdo un lector del relato  “María 8” que me llamó furioso quejándose de que, de una excitante historia de ciencia ficción, había pasado a convertirla en un “gofre sin sentido”. Un ejemplo más claro es “La decisión de Circe” en la que, sin cambiar en absoluto el mito, mi objetivo era tirar por la borda la idea de que Scyla fuera un monstruo despiadado y Circe una deidad igualmente cruel. O tenemos “Santuario”, en la que la palabra santuario, así como el concepto de eutanasia, adquieren un significado insólito.

Simetría Rotas suena más impactante que un título mucho más apropiado comoDigresiones Desordenadas e Inconexas de una Mente Desquiciada.  Esto… ¿cuál es tu teoría? Suena interesante…

 

CJ: Muchas de las historias de esta antología son cómicas. Empleas el humor como si fuera un escalpelo para diseccionar la vida cotidiana y siempre encuentras algo inquietante, melancólico o provocador. Creo que tener gracia en cualquier género, pero especialmente en ciencia ficción, es todo un logro hoy en día. ¿Piensas que el humor va bien con tu estilo porque refleja la manera en la que ves el mundo o porque es una potente herramienta a la hora de revelar la verdad?

SR: Lo primero: tiendo a ver la vida desde afuera y -como mucha otra gente- aprecio la cara cómica de las cosas, incluyendo mis propios pensamientos e imperfecciones. Nunca me lanzo a buscar la verdad porque ese camino solo te lleva a la depresión o a fantasías ridículamente escapistas como las religiones, construidas sobre algo menos tangible que una burbuja de aire. Coincido en que es difícil tener gracia en ciencia ficción (a menos que busques cultivar la sátira) y la mayoría de las obras de este estilo son tan exageradas que en realidad tienen que considerarse fantasía, no ciencia ficción : la maravillosa Guía del autoestopista galáctico o Cyberiad de Lem, por ejemplo. No hay muchos Robert Sheckleys. He leído un poco de un super-ventas, Robert Rankin, y lo encontré infantil. Ninguna de mis historias con toques de humor son realmente ciencia ficción (ni siquiera

“Dos piernas, malo”) incluso cuando empleo elementos comunes como los viajes en el tiempo, la clonación o los alienígenas. Si me pongo a pensar sobre esos aspectos seriamente, entonces sí, se convierten en historias de ciencia ficción. Yo diría que hay solo cinco relatos en todo el libro que pertenecen genuinamente a ese género.

 

CJ: Se dice que los temas recurrentes en la obra literaria de un autor pueden revelar su verdadera naturaleza. ¿Quiere eso decir que eres voyeur, ateo y de izquierdas?

SR: ¡Me has pillado! La única historia en esta colección con un toque autobiográfico es “El honor de Nastassja”, en el que un personaje se pasa el tiempo rebobinando y visionando las escenas eróticas de Nastassja Kinsky en La Mujer Pantera. Esa era la manera en la que una versión más joven de mí (seguro que más de uno se reconocerá) bautizó su primer vídeo (¿recuerdas el Sony Betamax?) para celebrar una escapada temporal de Arabia Saudita. Cuando se me ocurrió la idea para la historia, contaba con la excusa perfecta para hacerlo de nuevo en aras de la exactitud. Me gusta mirar a las mujeres, pero también a los perros, árboles, pastelerías, tortugas y a las nubes. “La edad no la marchitará”, en referencia a la Cleopatra de Shakespeare,  supuestamente trata el mismo tema pero llevándolo a un extremo espeluznante, basándome en el caso de John Hinckley Jn. cuando acosaba a Jodie Foster y finalmente, posiblemente para atraer su atención, trató de asesinar al presidente Reagan (¡lástima que fallara!) ¿Qué? Un tipo de izquierdas, ¿yo? Es un buen ejemplo (que la historia sea buena o mala es otra cosa) de la capacidad única de la ciencia ficción para permitirte realzar el potencial de horror de una situación al emplazarla en un extremo imposible en el momento presente.

Ateo ¿yo? Me gustaría dirigirte a mi estudio teológico subvencionado por el Vaticano, El pescador de demonios, que arroja luz sobre las lagunas que deja la Biblia o mi descubrimiento de la solución al enigma de la mujer de Caín (puesto que no había ninguna otra mujer a su alcance, excepto su anciana madre) en ¿Quién necesita a Cleopatra?

¿De izquierdas? ¿Solo porque revelo lo que hacen realmente los ministros del PP en el sótano de la sede del partido cuando dicen que están trabajando en resolver los problemas del país?

No soy un “pensador” en el sentido real de la palabra, no tengo ningún mensaje vital que impartir excepto: “Y Dios dijo: Hágase el Jengibre; y se hizo el Jengibre. Y Dios lo vio y dijo que era bueno: y Dios separó al Jengibre del maldito Ajo y de las malditas Cebollas.” De hecho acabo de notar que no hay mucha variedad de temas en esta colección. Muchas de las historias, por ejemplo “Nariz Trek”, empiezan como una ocurrencia sobre cómo considerar la física fundamental detrás de la nariz de Pinocho, o de examinar expresiones estereotipadas como “valores de la familia’ o “él está hecho de pasta” (en “La Mutación Heisenberg”) o una mujer florero en “María 8”. Si las historias resultantes terminaron siendo humorísticas o todo lo contrario, es una cuestión tipo “gato de Schrodinger” y muy probablemente depende de si, cuando las escribía, me quedé con o sin galletas de jengibre. Sospecho que, más que las temáticas, es la manera en que se las trata lo que puede revelar más sobre un escritor.

 

CJ: Me sorprendió descubrir muchas referencias a Borges en tus historias, no solo en cuanto a los temas sino además a nivel estructural. Tengo tendencia a pensar que el escritor argentino es poco conocido en el resto del mundo con respecto a España o Latinoamérica. Hay otras muchas referencias a autores diversos como Nabokov (en “El nido”), Kafka (“La Mutación de Heisenberg”) o Terry Pratchett (con las alusiones culturales en todas las historias). Aparte de los mencionados ¿qué tipo de literatura forma parte de tu fuente de inspiración?

SR: A menudo se trata de referencias de pasada, para hacer creer a la gente que soy una persona con cultura. Estudié literatura en la universidad (¡Ah, esos maravillosos años ´60, cuando la “universidad” en el Reino Unido significaba que a uno -si era pobre como yo- el Estado le facilitaba la matrícula, casa, comida y dinero para cervezas, así como acceso a cientos de inteligentes mujeres jóvenes, solo por tumbarme en la cama y leer unos cuantos libros!) Yo, como la mayoría de mis amigos, también he leído una gran variedad de libros fuera del “canon” (¡Dios! Creíamos que la literatura era una lista definitiva de un par de cientos de títulos y ¡punto!) y el advenimiento de las ediciones en tapa blanda significó que pudimos leer a otros europeos ( y también a Borges). La ciencia ficción fue un amor temprano y probablemente he leído algo de casi todo el mundo que era “alguien” en el género anglosajón hasta los años ´80, pero en las dos últimas décadas he leído bastante menos por razones que no viene al caso. (Una razón es el tiempo que he pasado leyendo a autores españoles; adopté la mala costumbre de estudiar el idioma y leer novelas al mismo tiempo de manera que, aunque de hecho puedo leer tan rápido en ambas lenguas, suelo tardar mucho más tiempo en español porque me paro a ponderar las razones por las que se utiliza esa oración subjuntiva, por la elección de una palabra en particular, la historia de esa expresión, etc.)

Pero no escribí nada hasta que tuve casi cincuenta y siempre he tenido una memoria terrible, lo que ahora se ha agravado, por lo que es duro citar cualquier influencia directa. Supongo que varios de los escritores que me han influido, por lo menos indirectamente, incluirían a Charles DickensJonathan SwiftGraham GreeneMervyn PeakeEvelyn WaughStanislaw Lem, a los escritores franceses ligados a lo absurdo, Arrabal,Calvino… No puedo decir que conozca (o conocía) su trabajo bien, pero su actitud ante la vida parece estar en sintonía con la mía. En ciencia ficción debo haber leído cientos deAsimovsSimaksDicksHerbertsSilverbergsBradburysOrson Scott Cards,WatsonsMoorcocks, John Varleys, etc, pero no creo que influyeran mis escritos. Incluso los libros que supusieron  un efecto KO sobre mí tales como Roadside Picnic de los hermanos StrugatskiHyperion de Dan SimmonsA Handmaid’s Tale de Margaret AtwoodInterview with the Vampire de Anne Rice, Where Late the Sweet Birds Sangde Kate Wilhelm, las historias cortas de James Tiptree Jr., 1984 de Orwell, probablemente no tuvieron demasiada influencia en lo que escribo. Pero ¿quién sabe? Yo no.

¡Ah! Puede que mi deseo por crear una variedad de narradores con diferentes idiosincrasias y/o insanos venga de Edgar Allen Poe y del poeta victoriano Robert Browning cuyos Dramatic Monologues constituyen un maravilloso tour de force.

 

CJ: Creo que hay un denominador común en todas las historias: la idea de que lo extraño del mundo está a la vista de todos. Parece como si solo hiciera falta darle un pequeño empujón para revelarlo, independientemente de la nacionalidad  lector. ¿Cuáles son las diferencias entre la versión española e inglesa de Simetrías Rotas? ¿Por qué te pareció importante incluir ciertos cambios en la antología para publicarla en nuestro país?

SR: Supongo que el sentido de que “lo extraño del mundo está a la vista” procede del hecho de que he vivido en el extranjero la mayor parte de mi vida. Eso quiere decir que uno mira constantemente a través de una ventana las vidas del otro lado –o quizás estás mirando para afuera en vez de para adentro-. Tú vives en Dubai y seguro que te afecta de la misma manera.

La razón por la que Simetrías rotas no es exactamente igual que Broken Symmetries es simplemente porque algunas historias (en general las más realistas) del libro original ya habían sido publicadas en Los Pingüinos también se ahogan, otras son intraducibles, y las nuevas –incluyendo dos de las más largas- fueron escritas para esta colección.

En las historias en sí no hay verdaderamente demasiadas diferencias, excepto aquellas necesarias para hacerlas más inteligibles. Por ejemplo, mis títulos (juegos de palabras, citas o partes de la historia) causaron a menudo problemas. Un ejemplo es “La venganza es Su perdón” (“Hot Cross Son” en inglés) que contiene unos cinco juegos de palabras o ecos verbales solo en el título, siendo el principal imposible de detectar para un extranjero a menos que coma panecillos ‘hot cross buns’ en Semana Santa (¡qué ricos!) Esos calambures, alusiones escondidas, aliteraciones, inversiones, etc casi se perdieron en la traducción, aunque a veces pueden reemplazarse por su equivalente en la cultura española.

En la misma historia, la inteligente Cristina Macía (sin la cual George RR Martin no existiría en España) trata con mis pecados del cuerpo no de la carne al sustituir filete porcarne, ya que en “carne” no se aprecia esa distinción. En la frase siguiente del relato yo escribo en inglés Well, you couldn’t put it much straighter than that! que se convierte en ¡Más claro, agua! En otras palabras, las diferencias reales entre inglés y español provienen generalmente de las exigencias de la traducción. Una historia como “Fowl Play” en Broken Symmetries es, desafortunadamente, totalmente intraducible debido a los giros deliberados del lenguaje normal (lo extraño es que este relato se tradujo al ruso, aunque un nativo me dijo que era totalmente incomprensible).

En un sentido más general, debido a mi vida en el extranjero, en cuanto al contenido (pero no en cuanto al tono o al estilo) mis historias tiene poco de “inglesadas”: casi no hay referencias directas a la cultura o a las tradiciones británicas. En este libro, solo tres historias tienen lugar en un escenario inglés y únicamente en una -“Vuelta atrás”- es en la que ese escenario y esa cultura adquieren importancia. (Esto último, claro, es verdad en casi toda la fantasía y la ciencia ficción).

Escribí historias como “De Madrid al Infierno” específicamente para España y pensando en español. Tengo suerte de que el humor español esté más cerca del inglés que el francés o italiano, por ejemplo. Todos adoramos a los Monty Python, a Terry Pratchett y a Douglas Adams ¿No es cierto?

 

CJ: Última pregunta: ¿Crees que hay nombre para tu padecimiento mental o piensas que es el resto del mundo el que se encuentra enfermo?

SR: Cualquier que sea la enfermedad que padezco, creo que la comparto (a escala más modesta) en España con la revista El Jueves y en el Universo con los Grandes Héroes de todos los tiempos mencionados anteriormente, así como con los Monty Python y Rowan Atkinson.

 

 

Erick Mota: ucronía con sabor cubano

Hace unos meses dábamos cuenta en este blog de Terra Nova, Antología de ciencia ficción contemporánea, publicada por Sportula, y cuya reseña podéis consultar aquí http://blogs.libros.com/literatura-ciencia-ficcion/2013/01/09/terra-innova/. Al blog le entusiasmó uno de los relatos recogidos, Recuerdos de un país zombi de Erick Mota, y no ha dejado de relatar desde entonces sobre su posible adaptación cinematográfica. En su momento dijo que sería visualmente impactante, que el escenario atraería la atención del público urbanita y que la temática Z está de moda.

El otro día se presenta armado con guión, story-board a carboncillo, plan de rodaje, memoria de producción, lista de casting, permisos de rodaje, claqueta y hasta silla de director con la palabra “BLOG” escrita a rotulador. Le digo que me impresiona su capacidad de trabajo pero que con qué va a rodar el cortometraje. Me mira resignado y deja caer en mi regazo una factura de compra de una cámara semi-profesional.

Después de ver la cifra e hiperventilar varios minutos, llamé al psicólogo del blog, que me aseguró que esto es solo es una fase pasajera de su adolescencia dirigida a reafirmar su identidad. Me animó a interesarme genuinamente por el proyecto y yo, que soy sensible a sus necesidades y a mi bolsillo, me puse en contacto con el inventor de la historia, el propio Erick Mota.

Lo que viene a continuación es la entrevista que mantuve con Erick, publicada la semana pasada en la revista digital miNatura, y que podéis disfrutar gratuitamente aquí http://www.servercronos.net/bloglgc/index.php/minatura/. Quiero agradecer a su director Ricardo Acevedo su gentileza a la hora de autorizarme a reproducir esta conversación. Además, en un ejercicio bloguero políglota simultáneo, mi amigo Elías -conocido como @odo en Twitter- está teniendo la amabilidad de difundir en este mismo momento el artículo en inglés en su blog Sense of Wonder http://sentidodelamaravilla.blogspot.com/2013/03/cristina-jurado-interviews-erick-j-mota.html . Esta web es un espacio de información  y opinión bilingüe sobre literatura sci-fi que se actualiza diariamente y que no podéis dejar de consultar pues avisa sobre e-books gratuitos, publica entrevistas con autores del género y aporta reseñas relevantes sobre los últimos títulos aparecidos en el mercado.

¿Qué hace un físico escribiendo ucronías?

El cubano Erick Mota es licenciado en Física Pura por la Universidad de La Habana y cuenta en su haber con un curso de técnicas narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Con motivo de la publicación de su primer libro Bajo Presión (Editorial Gente Nueva, 2007), gana el certamen literario La Edad de Oro de Ciencia Ficción para jóvenes. Muchas de sus historias aparecerán recogidas en diversas antologías y publicaciones. En 2010 publica en Casa Editora Abril un recopilatorio de cuentos, Algunos recuerdos que valen la penaLa Habana Underguater -como colección de relatos- sale a la luz ese mismo año en la editorial Atom Press, para posteriormente publicarse como novela con el mismo título. Erick ha sido reconocido con el premio TauZero de Novela Corta de Fantasía y Ciencia Ficción ( Chile, 2008) y Calendario de Ciencia Ficción (Cuba, 2009). Como ya hemos mencionado, su relato Memorias de un país zombi acaba de aparecer en España en Terra Nova: la Antología de Ciencia Ficción Contemporánea de la editorial Sportula.

 

Cristina Jurado: ¿Qué atrae a un licenciado en Física a probar suerte en el mundo literario? Tu formación académica ¿fue el motivo por el que elegiste escribir ciencia ficción?

Erick Mota: Para poder contestar a eso, primero debo explicar por qué estudié Física siendo un lector empedernido. La respuesta es: porque la investigación científica es emocionante. Sobre todo por lo de indagar en la búsqueda de la verdad y hacerte una idea de cómo funciona el mundo. A medida que avanzaba la carrera, me di cuenta que  pasaba más tiempo creando historias que estudiando. Finalmente me gradué y comencé a escribir ciencia ficción.

El verdadero motivo por el que elegí escribir ciencia ficción tiene que ver con la forma en la que veo el mundo. Yo veo toda mi vida diaria en términos fantásticos y voy creando historias a cada paso que doy. Mi formación académica ayuda… y mi ciudad también.

 

CJ: He leído en alguna entrevista que citas a Robert Heinlein y Stanisław Lem como influencias tempranas en tu obra. ¿Qué hay de los autores de habla española? ¿Cuáles son tus referentes?

EM: En mi formación como escritor tuve pocos referentes de habla hispana en lo relativo a la ciencia ficción. Los que tuve fueron de mi propio país y estoy orgulloso que sean ellos y no otros. Sin pensarlo dos veces debo hablar de Agustín de Rojas y su maravillosa utopía/distopía “El año 200” y Daína Chaviano, quien con sus “Fábulas de una abuela extraterrestre” me dio una lección de humildad. Ha pasado el tiempo y he leído a otros autores en español, pero esos dos son indudablemente los que más forjaron mis ideas sobre el género en mi lengua materna.

 

CJ: Sientes predilección por la historia alternativa ya que muchas de tus obras abordan ucronías. ¿Consideras que la realidad es demasiado descorazonadora como para tener que re-describirla?

EM: No, para nada. Lo que pasa es que todos estamos demasiado próximos a la realidad y entonces los árboles nos impiden ver el bosque. Sólo cuando partimos de una historia re-escrita y ponemos en ella los elementos de nuestra realidad actual, es que podemos realmente reflexionar adecuadamente sobre nuestra vida. La ucronía es dentro de la ciencia ficción la manera más efectiva de poner a la gente a pensar sobre sí misma y el mundo en que vive. Si hacemos una historia que se desarrolla en el futuro, los lectores tienden a ver esto como una realidad ajena, dado que está por venir. Si hacemos una historia que se desarrolle en el espacio o en un planeta alienígena, tanto las características propias del universo que se crea como la tecnología futura crean una cierta distancia entre el lector y la historia. Pero si les contamos algo en un universo que pudo ser posible, en otro presente, la cosa cambia.

No es lo mismo que yo cuente una historia que cuestione (y esto es sólo un ejemplo hipotético) y hable de las raíces del patriotismo en mi país y cómo esto se ha manipulado a favor de unos cuantos. Si narro este relato, la Historia que cada cubano ha dado en la escuela lo condiciona desfavorablemente para asimilar mi relato, puesto que cada uno de nosotros se encuentra ligado al simbolismo patriótico y las historias épicas de nuestras guerras de independencia contra el colonialismo español. Pero si en cambio yo hablo, y cuestiono, los sentimientos patrióticos en un mundo alternativo resultado de la victoria de los ingleses al tomar La Habana en 1572 y cuento sobre una Habana perteneciente a East Cuba donde hay un movimiento de independencia llamado West Cuba Republican Army WCRA y se cree una situación semejante a la de Irlanda -pero con las mismas relaciones de manipulación patriótica de la Cuba actual- entonces los lectores pueden comprender y reflexionar mejor sobre cómo son manipulados en su realidad. Pueden poner en tela de juicio las raíces del patriotismo, y la manipulación política relacionada con el concepto de nación, sin estar prejuiciados por la historia que han aprendido en la escuela. Así pasa con cada país y cada temática. Mi ejemplo es sólo ilustrativo porque es la realidad y el país que tengo cerca. Simplemente la ucronía ofrece infinitas posibilidades para analizar/cuestionar nuestra realidad presente.

También es algo que debe saber manejarse bien en función de los lectores. Si yo escribo una historia alternativa donde nunca existió el 9/11, puede ser interesante si la desarrollo en Estados Unidos o en Irak, pero en Cuba o en Miami no tendrá tanto impacto como una historia alternativa donde el cambio ocurriera en 1959 o en 1962.

 

CJ: ¿Cuáles son los elementos que diferencian y caracterizan la ciencia ficción y la fantasía de Latinoamérica?

EM: En mi corta experiencia, pues me queda mucho por leer, Latinoamérica posee una perspectiva diferente del mundo y la tecnología. Por tanto, su ciencia ficción es de manera natural diferente. El cyberpunk que se hace en países como México tiene una mirada desde la pobreza ajena a ese alienamiento anglosajón de sus primeros autores o ese entusiasmo por las tecnologías informáticas de los últimos. Son historias escritas desde el fondo de una botella llena de violencia y desesperanzas. Es ciberpunk con “i” latina como yo le llamo.

Otra característica es que Latinoamérica posee una historia política muy convulsa y llena de dictadores, guerrillas y escuadrones de la muerte. Cuando un héroe clásico Heimleniano desembarca en un planeta selvático, si el autor es anglosajón, uno puede imaginarse a los marines cargados de alta tecnología caminando por la selva sub tropical al estilo Vietnam. En América los soldados guardan sus armas y sacan sendos machetes. El uso de semejante herramienta/arma viene cargada de un tanto de falta de estética CF, pero indudablemente todos en América sabemos que esta terrible arma en manos de militares, paramilitares, guerrilleros o fanáticos puede ser más terrorífica que cualquier láser de pulso.

Otro punto interesante es que la ciencia ficción de Latinoamérica usa el elemento religioso y teosófico como elemento científico en la ciencia ficción. Mientras en la ciencia ficción anglosajona los elementos mágico-religiosos son simples piezas de tecnologías mal interpretadas, en América los espíritus son reales o están hackeados por operadores a través de teclados-ouija como sucede en la obra de Jorge Baradit, por sólo poner un ejemplo.

En lo personal pienso que no se ha dicho todo respecto a la CF de Latinoamérica. Poseemos una cultura fruto de la intersección de, al menos, tres culturas (la indígena, la europea y la africana) que a su vez se subdividen en muchas más. Creo que si los autores aplican sólo un 3% de la cultura de sus países (que marca una radical diferencia con Norteamérica y Europa), tendremos una ciencia ficción mucho más novedosa que la que se ha escrito.

 

CJ: En España se van conociendo poco a poco más autores de sci-fi procedentes del otro lado del Atlántico y, concretamente de Cuba. ¿Cuál es el panorama actual del género en la isla?

EM: La ciencia ficción en Cuba ha avanzado un gran trecho en lo referente a temáticas y estilo. Cuando hablo de este asunto, me gusta referirme a ella como una épica batalla. Tuvimos una Primera Gloriosa Edad en los años 60 cuando nació nuestro movimiento de CF, tuvimos una Edad de Oro en los 80 y una Edad Oscura en los 90. Creo que la ciencia ficción de la Isla ha derrotado muchos demonios y le quedan otros tantos por vencer. Hemos conseguido separarnos del lado oscuro de la ciencia ficción soviética que se basaba en hacer una especie de literatura pulp centrada en la moral y en la política. Demoró años que nuestras editoriales aceptaran historias asociadas a futuros poco optimistas y desesperanzadores. En la primera década de este siglo se han publicado relatos y novelas con una diversidad temática asombrosa. También hemos captado la atención de nuestras editoriales y, pese a que no estamos en un mercado competitivo, poco a poco puede notarse una evolución tanto temática como estilística. Hemos dejado atrás tanto la utopía socialista como los OVNIS, cosa que ya es un logro.

 

Orisha-Punk

CJ: En un artículo tuyo sobre Unicómix 2011 analizabas la intervención de la escritora argentina Angélica Gorodischer que hablaba de un agotamiento de la ciencia ficción, opinión de la que también se hacía eco Ursula Le Guin. Es un tema muy debatido en los foros de aficionados al género. ¿Podrías compartir con nosotros tu posición al respecto?

EM: Como ya dije una vez, la primera vez que leí este criterio, me sentí insultado. Después hice un recuento de cuántas historias con temáticas verdaderamente originales había leído en la última década. Tuve que darle la razón a la Gorodischer. Pero mi análisis de la situación dio otros resultados. Casi todo lo que había leído era ciencia ficción norteamericana/inglesa o sus copias al español. Entonces comprobé que lo que llamamos, alegre y festivamente, ciencia ficción es sólo un tipo de literatura de ciencia ficción que resultó popular en Norteamérica y se extendió al resto del mundo como fórmula de éxito. La mayoría de las temáticas, estereotipos y conflictos de la ciencia ficción francesa, alemana, checa o rusa anterior a la II guerra mundial no se han agotado. Lo que sucede es que nos hemos concentrado en los últimos 40, 50 años en repetir la formula de la ciencia ficción norteamericana (Campbell, hard-cf, new wave, cyberpunk) hasta la saciedad y esa ciencia ficción ya está agotada por ellos y por nosotros. El mundo mismo ha cambiado y la manera en la que interactuamos es radicalmente diferente. Que yo esté en la Cuba socialista y me hagan una entrevista en España a través de una interconexión de redes informáticas conectadas a un arreglo de satélites y que eso pueda descargarse desde un teléfono de bolsillo. ¡Por favor, eso SI es ciencia ficción! Si partimos de ahí, no hay un límite temático, y el futuro de este tipo de literatura se nos vuelve ilimitado y esperanzador.

Sólo si nos estancamos en repetir una fórmula (que creo que es lo que ha pasado tanto a autores angloparlantes como hispanohablantes), entonces sí es cierto que se han agotado los temas en la ciencia ficción.

 

CJ: En el estupendo relato Memorias de un país zombi, incluido en la antología Terra Nova, eres capaz de dar un aire nuevo y fresco a una temática muy desgastada. ¿Cómo surgió la idea para este relato? ¿Crees que la denuncia social es uno de los caminos de futuro de la sci-fi?

EM: La responsabilidad moral de este relato la tiene mi amigo y hermano Ricardo Acevedo. Él me pidió un cuento con temática zombi para una antología. Eso solo se hace por un amigo, me dije: ¿Cómo hago yo un relato de ciencia ficción sobre zombis? Salí a la calle y me puse a mirar la gente, encontré un viejo letrero de una propaganda vieja pintado en una pared al final de una calle. “Esta calle es de Fidel” decía, y enseguida mi mente se llenó de consignas: “Este Zombi es de Fidel”, “Nuestros Zombis son revolucionarios”, “Junto a los Zombis por el socialismo”, “el Zombi que no salte es yanqui”. Y así seguí caminando y leyendo cada letrero de propaganda política revolucionaria y viendo zombis por todas partes y policías parándote en la calle y pidiéndote los papeles del zombi. El resto fue escribir primero un relato corto que se llamó Secreto a vocesporque tenía que cumplir con Acevedo y después escribir con calma y sin límites de formato la historia que tenía delante. Así nació Memorias de un país zombi.

Y sí, creo que la denuncia social es uno de los caminos. Por una sola razón: la denuncia social hay que hacerla de una u otra forma, y la ciencia ficción no puede estar ajena a ello. De hecho, la ciencia ficción nos permite exagerar sin perder el tino y eso es muy importante.

 

CJ: ¿Cómo definirías tu último libro La Habana underguater?

EM: Esa pregunta es bien difícil de responder porque en Habana Underguater hay muchas cosas. Trata de una ucronía pero no es una ucronía y tampoco es un futuro cercano. Asume que la URSS derrotó a los norteamericanos en la guerra fría pero la historia se desarrolla mucho después del 2016, luego que un mega ciclón desolase la Habana. Es un futuro ucrónico si se mira desde una óptica ortodoxa. Pero si añadimos que la “internet” de este mundo usa servidores soviéticos desde estaciones espaciales tipo Mir en lugar de satélites y estaciones terrenas y que los orishas de la religión Yoruba (originaria de Nigeria pero muy popular en Cuba y en Brasil) tienen una presencia virtual en esta Red Global… bueno imagino que es muy difícil de clasificar. Algunos por aquí le llaman Orisha-Punk pero no es una clasificación en serio.

Underguater es la novela (y saga de novelas pues recién termino la segunda parte, que aún no publico) que más me ha divertido hacer. Está pensada para un lector que le guste esa tosquedad ciclópea y eficiente que poseía la tecnología de la antigua Unión Soviética. Es una extrapolación moderna de aquel modo de hacerlo todo igual, desde un tanque hasta una lavadora. Las personas de mi edad que vivieron en Cuba saben de lo que hablo.

 

CJ: En tu opinión ¿qué ingredientes debe incluir una historia de ciencia ficción de calidad?

EM: No hay una receta para esto. Una historia debe sorprender, estar bien anclada en el universo propuesto, y al mismo tiempo debe hacer pensar al lector sobre el mundo fuera de la ciencia ficción. No puede ser aburrida pero no puede ser del todo entretenimiento o peripecia. Y debe tocar el alma, ser desgarradora de ser posible, pero tampoco puede ser una tragedia como las del realismo soviético. Debe estar en un punto medio difícil de obtener. Es como la alta cocina, hay recetas y cada chef tiene su punto. Y claro, hay muchos paladares.

 

CJ: El mundo editorial está sufriendo una importante transformación a raíz de la proliferación de las plataformas de auto-publicación. Además,  los modelos tradicionales de negocio están sufriendo los efectos de la crisis económica generalizada. ¿Cómo ves la situación a corto y largo plazo? ¿Qué te parece la auto-publicación?

EM: Es un hecho que está ocurriendo un cambio en el mundo editorial es. En mi opinión todo cambio es a largo plazo bueno, no soy partidario de mantener por mucho tiempo un mismo estado de cosas. También es justo decir que yo vivo en un país donde ni siquiera se aplican correctamente los métodos tradicionales del libro, por lo que puedo caer fácilmente en hablar de un tema que desconozco. En lo personal, pienso que para autores como los cubanos, que dependen de un solo criterio editorial válido para todas las editoriales de la isla, la auto publicación me parece la única tabla a la cual asirnos para no hundirnos. Claro, también existe la preocupación acerca de que sólo publicarían entonces los que tengan el dinero suficiente para hacerlo. Mi pregunta es: ¿Acaso no sucedía igual con el método tradicional de las editoriales? ¿Daba el método anterior realmente oportunidades de imponerse en el mercado a los jóvenes escritores de países pobres? Si me lo preguntan, todos los métodos tienen sus defectos y sus virtudes. En mi opinión, mientras más oportunidades tengan los que normalmente no las tienen, pues mejor.

 

CJ: Eres un autor reconocido en numerosos certámenes: el premio Juventud Técnica 2004, el premio La Edad de Oro de Ciencia Ficción para jóvenes 2007, el TauZero de Novela Corta de Fantasía y Ciencia Ficción de Chile 2008 y el Calendario de Ciencia Ficción de 2009. ¿Qué consejos das a los escritores noveles?

EM: Que sean ellos mismos. Es el único consejo que creo que sirve. Que traten de ser auténticos y no copien o pretendan ser nadie. Uno se inspira en los grandes escritores del pasado pero no puede dejar de ser uno. Esa es la clave. Que salgan a la calle y lo miren todo y a todos: después sabrán qué hacer. Y divertirse, claro. Sólo si te diviertes escribiendo esto funciona, en caso contrario siempre hay mejores formas de ganar dinero.Bukowski decía algo sobre tomar mucha cerveza, no es un mal consejo tampoco.

 

Estamos de rodaje. En casa. Que ya no es mi casa sino una casa de La Habana. El blog es el director. Al resto del equipo que ha invadido mi hogar, no lo conozco.

Hoy me siento como un extra de mi propia vida.