«The Three Body Problem» de Liu Cixin: carta de amor a la ciencia

Esta reseña sale paralelamente con la de Miquel Codony en el blog La Biblioteca de Ilium, la de Josep María Oriol desde el blog Voracilector, y la de Pedro Román desde el blog Leemaslibros. Los cuatro hemos leído The three body problem de una manera cuasi-simultánea y tenemos opiniones muy diferentes respecto a la novela. Sirva este ejercicio para proporcionar un espectro de puntos de referencia a quienes estén interesados en la ciencia ficción que se está realizando actualmente.

The three body problem de Liu Cixin es una de las novelas que suenan con fuerza de cara a las nominaciones de los premios Hugo. Traducida al inglés por el escritor norteamericano Ken Liu y publicada el año pasado, apareció originalmente de forma serializada en 2006, alcanzando una gran popularidad en el mercado chino. Se trata de la primera novela de una trilogía de ciencia ficción que muy pronto estará disponible en inglés en su totalidad, un cambio de paradigma con respecto a la tradición anglocéntrica. Desde hace algún tiempo, las revistas del género acogen en sus páginas más autores procedentes de otras culturas: asiática, sudamericana, africana, etc. El hecho de que un escritor que comienza a ser reputado y conocido como Ken Liu haya firmado la traducción seguro ha ayudado a dar a conocer la novela, aunque Cixin es probablemente el autor chino más conocido fuera de su país.

La trilogía, en sus ediciones originales en chino

Contacto 

The three body problem es un libro sobre contactos inter-especies: la humanidad entra en contacto con los Trisolarans, seres inteligentes que viven en un planeta aquejado por un gran problema, que da título al libro y por el que se conoce a la trilogía en su conjunto. Cixin cuenta una toma de contacto entre humanos y Trisolarans muy alejada de la que estamos acostumbrados a ver: no hay conflicto bélico inmediato, ni siquiera hay voluntad de contacto en un primer momento. El auténtico conflicto surge cuando las acciones de una sola persona, la científica Ye Wenjie -hija de la Revolución Cutural china-, cambian el curso de la historia.

Cixin focaliza la trama sobre Ye y sobre el ingeniero en nanotecnología Wang Miao y, en general, sobre la ciencia. La premisa de la que parte es una de las más atractivas que he leído en mucho tiempo en una novela de ciencia ficción: una oleada de suicidios entre miembros prominentes de la comunidad científica. A partir de un comienzo que bien podría atribuirse a un thriller, se va generando una novela que mezcla la filosofía de la ciencia con el ciberpunk. Wang Miao es el “vehículo” del que se vale Cixin para introducir al resto de personajes, los escenarios y la historia de contacto alienígena. A través de su mirada llegamos hasta Ye, la verdadera protagonista, el elemento sobre el que pivota la historia y que articula el conflicto. El lector aprenderá que hay un movimiento secreto que apoya una invasión de la Tierra por parte de los extraterrestres y que esta organización emplea un extraño videojuego para reclutar a sus miembros. Dentro de dicha organización hay distintas facciones, desde la más moderada a la más extremista, que las instituciones gubernamentales y sus aliados intentarán controlar y/o desactivar.

Una de las cosas que más llama la atención de esta novela es que se hace una referencia constante a los Trisolarans, pero no se revela casi nada de ellos. Tan solo en la parte de la trama que cubre el videojuego, se llega a conocer el desarrollo de su pensamiento científico por proxy, es decir, a través de una simulación que utiliza personajes históricos (científicos casi siempre) y otros fantásticos que parecen sacados de una historia de Lewis Carrol. No soy especialista en juegos inmersivos, pero las situaciones del juego me parecían más surrealistas que típicas de un game. Y, francamente, no veo cómo podría el juego, tal y como está planteado, atraer tanto la atención de un jugador, por mucho que este fuera un científico teórico.

Ilustración escogida para la portada de la traducción al inglés

En cuanto a la estructura, creo que refleja en cierto modo el problema orbital referido en el título. La trama está contada desde tres ángulos: el pasado de Ye, el presente terrestre que se despliega de la mano de Wang y el presente de los Trisolarans. Cada uno de estos ángulos orbita alrededor del otro, con un comportamiento aparentemente aleatorio e imposible de predecir. Por su parte, la mayoría de los personajes carecen de profundidad psicológica, a excepción de la propia Ye y del pintoresco policía Shi Quiang, aunque Cixin consigue armar la historia sin ese elemento. ¿Cómo lo hace? Ofreciendo ideas sorprendentes, giros inesperados en la trama y una forma original de abordar la ciencia ficción.

Videojuegos, casualidades y predicciones

Miquel me pregunta sobre cuáles creo que son las principales virtudes de la novela y porqué no me gustó, a una filósofa aficionada como yo (no sé de dónde sacó eso), la parte del videojuego. Mi respuesta es que, precisamente, el juego parece cualquier cosa menos un juego. Se trata, más bien, de una simulación terracéntrica del mundo de los Trisolarans y probablemente sería equivocado juzgarla desde los parámetros terrestres. Sin embargo, en mi humilde opinión, desde cualquier parámetro el juego es un aburrimiento en el que no se gana nada, ni se conquista nada. Tan solo hay personajes extraños que hablan y hablan y hablan. Proponen ideas interesantes, eso sí, pero se trata de una especie de juego de rol en el que uno debe encontrar la solución a un problema de física orbital. Apasionante, ¿verdad? Quizás, el problema esté en que mis conocimientos de física no son lo suficientemente profundos como para comprender la belleza del problema en todo su esplendor. A pesar de que entiendo su complejidad y la manera en la que gobierna el destino de los Trisolarans, no acierto a comprender por qué Cixin no ha diseñado un videojuego más interesante. La primera regla de un videojuego, a no ser que yo me haya perdido algo ¿no es ser entretenido? Dudo mucho que por muy científico teórico que uno sea pueda entretenerse con un conjunto de escenas oníricas en las que no hay lógica, ni recompensas, ni curso de acción. En cuanto a las referencias a la filosofía de la ciencia que existen en el juego, creo que podría haberse desarrollado de una manera más amena. Es como si uno estuviera en el módulo de realidad virtual de la Enterprise: se siente fake.

El autor chino Liu Cixin

Josep María me pregunta si pienso que Cixin abusa demasiado de las casualidades. No me fijé en las casualidades cuando estaba leyendo la novela, si soy sincera, y sí en que el autor “cuenta” mucho y “muestra” poco. A pesar de los infodumps, que creo que podían haberse resuelto de mejor manera, la novela funciona porque narra una historia con los suficientes elementos de sorpresa y originalidad que consiguen atrapar al lector. De vuelta a las casualidades, el encuentro entre Ye y Evans y su relación posterior es, cuando menos, peculiar. La gente no va al encuentro de otros que han conocido brevemente solo porque les manden una escueta postal. Bueno, a lo mejor en China, sí. También resulta extraño que Evans sea un millonario, porque su padre le deja toda la fortuna familiar –aunque sea el hijo pródigo- y porque muere muy convenientemente en medio de la narración. Y podría seguir, pero a riesgo de contar más detalles de la historia. En resumen, Cixin abusa bastante de las casualidades, sobre todo al final, pero no parece importarle mucho.

Pedro quiere saber cuáles son mis predicciones sobre la historia para los siguientes libros. Después de acudir a mis fuentes de información (véase el blog Sense of Wonder de Elías Combarro), y después de que éstas no soltaran prenda al respecto, supongo que no me queda nada más que elucubrar. En el segundo libro, me gustaría a los Trisolarans camino de la Tierra, contactando de vez en cuando con el gobierno chino y con los principales canales de información, probablemente a través de otra simulación. El secreto de su viaje se haría público y cundiría la alarma social. Ye se convertiría en papisa de un nuevo sistema de creencias y la ciencia pasaría a ser una nueva religión. Para el tercer libro, los Trisolarans llegarían a la Tierra. El problema para Cixin será crear una especie inteligente que nos sorprenda. Una opción lógica sería hacerlos antropomorfos, pero eso también sería la solución más fácil. Otra posibilidad, sería que adoptaran la forma que el interlocutor quisiera, tratándose de seres polimorfos (un poco como los marcianos de Bradbury). También cabe la posibilidad de que no se les muestre nunca. Quizás estén delante de nosotros y no les veamos, después de todo. No sé si Cixin optará por incorporar otras especies inteligentes que hayan interceptado los mensajes de la Tierra. El conflicto se desatará sin duda cuando lleguen y quieran colonizar nuestro planeta. Quiero creer que el autor no optará por la solución más evidente y que nos sorprenderá y, por los pocos datos que tengo, creo que así será.

En resumen, este es un libro que recomiendo a los amantes de la ciencia ficción, sobre todo de la ciencia ficción dura, por sus ideas y su planteamiento alejado de lo que estamos acostumbrados en occidente. Tiene ciertas lagunas, en materia de personajes y estructura, pero creo que esas cuestiones se ven superadas con creces por la desbordante imaginación de Cixin y el buen hacer como traductor de Liu. The three body problem no solo ha conseguido engancharme desde el principio sino que ha logrado que desee leer la siguiente entrega. Al final, lo que me queda claro, es que esta trilogía es una declaración de amor a la ciencia en toda regla.

TerraNova 3: más y mejor

TerraNova, publicada por Fantascy, se ha convertido en tan solo unos años en una marca sinónimo de calidad dentro de la literatura de ciencia ficción en nuestro país. Iba a decir eso de “referente” pero no estoy segura de que al editor y a los involucrados (traductores, editorial) les gustase tal apelativo, cuando pienso sinceramente que no es el objetivo que persiguen. La audacia de Mariano Villareal de habilitar un vehículo para reunir narrativa breve internacional y nacional en un momento en el que pocos apostaban por las antologías, es encomiable pero, además, demuestra una visión muy acertada del mercado.

Las antologías son apetecibles porque permiten una lectura fragmentada: no es necesario leer los relatos de manera lineal y su disfrute se puede intercalar con otras lecturas. En mi caso, que tengo un claro déficit de concentración, son objetos maravillosos que me permiten entrar en otros mundos por espacio de unos minutos, sin pedirme demasiado tiempo a cambio.

A veces he tenido la sensación de que Villareal me había leído el pensamiento a la hora de seleccionar las obras que componen este tercer volumen. “¿Cuáles son algunos de tus autores favoritos, Cristina? Dime unos cuantos y te los reúno en una antología.” Egocentrismo 2.0, lo sé. Voy a intentar explicarme.

China Miéville

Ya es conocida mi querencia por China Miéville. El británico ofrece una rara combinación dentro del género, ya que es capaz de desarrollar ideas sorprendentes, lujosamente trabajadas, con una prosa muy por encima de la media. Me entero hace unos meses que un relato suyo será incluido en TerraNova 3 y, después de pre-comprar el libro en Amazon, es el primer texto que leo. “La Cuerda es el mundo” no es un relato en el sentido tradicional: no hay personajes ni una trama a la que estén adscritos. Se trata más bien de una pieza especulativa, una suerte de introducción a un futuro a medio plazo. Una de las cosas que me gustan de Miéville es la profundidad de sus ideas, enraizadas en una atenta reflexión sobre el destino del ser humano, y las implicaciones sociales y económicas de sus elecciones tecnológicas. Este relato me gusta y mucho, precisamente porque Miéville se evita el lastre de los personajes, la parte de sus historias que no está a la altura del resto, en mi humilde opinión. Teniendo en cuenta que el británico no es un autor fácil de traducir, la labor de Juan Carlos Pavón Pavón es realmente meritoria.

Ken Liu

“Mono no aware” del norteamericano Ken Liu fue el segundo relato que leí, aunque ya lo conocía en su versión en inglés. Me sorprendió gratamente la traducción de María Pilar San Román Navarro, capaz de transmitir el poder evocador del norteamericano con una prosa muy cuidada. Antes de nada, debo confesar que tengo un problema con Liu. Me parece un escritor de buenas ideas, pero éstas no logran emocionarme. El sentimentalismo del que hace gala en sus textos no me llega en absoluto. Ya sé que solemos achacar a la ciencia ficción su frialdad, su incapacidad para conectar con los sentimientos a favor de ideas elaboradas con posos científicos y poder especulativo. Y comprendo que Liu intenta ser un revulsivo, pero hay algo en su manera de abordar los temas que me repele un poco. Y no porque sea poco interesante el abordaje desde culturas asiáticas, eso es un punto a su favor, sino porque es previsible y yo necesito que me sorprendan un poco más. En concreto, este relato es de los que menos me han gustado de la producción de Liu, pero entiendo que pueda gustar a otras sensibilidades menos frígidas que la mía. De cualquier manera, aplaudo su inclusión en la antología, pues creo que el norteamericano es una de las voces más interesantes del género actual, precisamente por ofrecer una alternativa a las historias anglocéntricas.

Confieso que tenía mucha curiosidad por leer “Prolag” de Ricardo Montesinos, un autor que me gustaría que produjera más. Su prosa es muy fluida, sin artificios efectistas, pero repleta de matices sutiles que hacen reflexionar al lector: justo lo que me interesa. He disfrutado mucho con la historia de Montesinos, un monólogo dramático, no solo por el tono sino por recordarme a una pieza escénica. Esta historia se inicia con uno de los mejores comienzos que he leído en mucho tiempo:

Es un poco triste, pero la vida de una persona puede resumirse hasta caber dentro de una caja: un montón de fotos, algunos diplomas, unos cuantos recortes de periódico… Aquí está toda nuestra historia, nuestros triunfos, nuestros fracasos. Todo condensado y clasificado, ordenado por su fecha.

Montesinos consigue, con una narración sobre el determinismo cognoscitivo de la lengua sin pretensiones, todo lo que Liu no consigue, es decir, me engancha, me provoca reacciones emocionales y me incita a la reflexión. Me ofrece, por tanto, todo lo que yo le pido a un buen relato. Creo que es uno de los mejores relatos de la antología.

Jorge Baradit

“La policía del karma” del chileno Jorge Baradit es un viejo conocido. Llevo siguiendo de cerca la trayectoria de este escritor desde que lo descubrí hace un par de años y ya había leído este relato. Baradit siempre logra sorprenderme por la riqueza y originalidad de sus referencias, aunque a veces peque de reiterativo. Lo que me interesa de este autor es su sincretismo temático, su forma autóctona de entender el ciberpunk y de integrarlo con la riqueza cultural chilena y sudamericana.

Jonathan recibió con excitación el gesto de alerta de su comandante. Una vez que diera la señal para comenzar el asalto los intercomunicadores se encenderían, pequeñas dosis de ayahuasca entrarían en sus organismos y la coordinación sería perfecta. Todos serían una sola mente con la mama Tierra como un enjambre de abejas de carne y pólvora.

Precisamente es su capacidad para sorprenderme en cada línea, la fuerza de las imágenes que describe y sus asociaciones de ideas lo que más me atrae de la narrativa del chileno. Solo espero que siga sorprendiéndome por muchos años.

Paolo Bacigalupi

No entiendo por qué no he leído nada de Paolo Bacigalupi hasta ahora. Sé que hay recopilaciones de sus relatos en nuestro idioma y que ha recibido numerosos reconocimientos en los últimos años, pero hasta ahora no me había cruzado con un texto suyo. Admito que me atrajo el poder disfrutar de la magnífica traducción de Manuel de los Reyes, un profesional cuya labor admiro desde que le conocí a través de las redes sociales. “El jugador” es un relato no solo capaz de atrapar en sus redes a una licenciada en Ciencias de la Información como yo, sino a cualquier persona consciente de la influencia de los medios de comunicación. También me gusta el trasfondo histórico y familiar de la narración, mucho más sugerente e interesante que el de otros relatos. Leer “El jugador” ha despertado en mí unas ganas incontrolables de consumir más narrativa de Bacigalupi.

Liu Cixin

“¿Quién cuidará de los dioses?” de Liu Cixin está traducido directamente del mandarín por Javier Altayó, un gran acierto ya que la equiparación de significados es más fluida al no mediar la traducción inglesa. La historia de Cixin se desarrolla como una narración oral, como si un bardo del futuro contara a una audiencia esta tragicomedia en la que podemos percibir hasta la gestualidad de los personajes cuando hablan. Cixin utiliza una prosa sencilla, casi naive, para transmitir poderosas ideas relacionadas con el futuro de la humanidad, su papel en el universo y la forma en que otras civilizaciones pueden percibirla. La especulación exo-humana del autor chino es, a pesar de su componente alienígena, tanto o más humana que la terrestre y, como hacen las buenas historias, deja la puerta abierta a la meditación sobre nuestra propia naturaleza. “¿Quién cuidará de los dioses?” me ha dejado con ansias golosas de leer The Three-Body problem, la primera entrega de la saga de Cixin que se ha traducido al inglés.

Eduardo Vaquerizo

“M34” de Eduardo Vaquerizo es una historia sobrecogedora que habla de la otredad, concretamente de la mirada del monstruo. También es un thriller biopunk situado en un futuro en el que la medicina es capaz de reparar profundos daños físicos. Vaquerizo consigue crear con gran éxito un futuro a medio plazo caracterizado por extraordinarios avances médicos y tecnológicos. Es en la confluencia entre ambos donde se origina el conflicto que genera la trama. Debo reconocer que las páginas finales me recuerdan al final de otro cuento, esta vez de Borges (La casa de Asterión) y uno de mis favoritos por cierto, en el que también se habla de la mirada pesimista del monstruo desde su propio punto de vista. En el relato de Vaquerizo hay dos monstruos, uno humano y otro no, que los convierte en criaturas torturadas y conscientes de su otredad. Como se trata de uno de los temas que más me interesan a nivel personal he disfrutado mucho con las aventuras de la protagonista -Susana del Río-. Creo que el relato tiene implicaciones filosóficas profundas que sería muy largo desgranar pero que lo convierten en uno de mis preferidos de esta antología.

Sofía Rhei

Conozco varias de las obras de Sofía Rhei, algunas de ellas muy íntimamente, y fue una grata sorpresa enterarme de que había ganado un lugar en esta antología a través de la convocatoria abierta. “Ánima” es una historia biopunk asentada también en el futuro no muy lejano, en el que la reproducción humana requiere de complejos procesos y no todo el mundo es fértil. Una de las críticas que se suelen hacer a la ciencia ficción es su torpeza para integrar aspectos humanos en las historias: muchas veces faltan sentimientos y personajes creíbles que sirvan para exponerlos. El relato de Rhei explora este terreno, desde las relaciones de pareja a las paterno-filiales a la manipulación emocional. Creo que la autora ha sido capaz de crear un futuro posible, mucho más aterrador de lo que podría parecer a simple vista, con una prosa fluída y evocadora que engancha y consigue emocionar. Algo nada fácil.

Miguel Santander

“La epopeya de los amantes” de Miguel Santander es un relato suméricamente teslépico, un término acuñado al alimón con su autor. Estructurado en dos partes: la primera narra una antigua leyenda sumeria que sirve de excusa temporal para las aventuras que se describen en la segunda parte. El protagonista es el inventor y hombre de ciencia Nicola Tesla, reivindicado desde hace unos años como uno de los cerebros más brillantes de su época e injustamente olvidado por la historia, y su máquina capaz de viajar en el tiempo. Las aventuras se suceden con mayor aceleración hasta llegar a una conclusión épica, si se me permite la expresión, en el sentido de legendaria, pues se mezclan algunos elementos históricos reales con numerosos fantásticos. ¿Es posible declarar los viajes en el tiempo como ciencia ficción y no como fantasía? Quizás podríamos definirlos como fantaciencia o ciencia fantalizada. Creo que Santander ha mejorado respecto a obras anteriores en lo que respecta a construcción de personajes y se maneja con más soltura en los esqueletos narrativos tradicionales. Es loable que no se quiera encasillar como un escritor de ciencia ficción dura e intente explorar todo tipo de temáticas, como ya lo hizo con La costilla de Dios, su novela divinepunk.

Paul McAuley

“La decisión” de Paul McAuley es un relato ambientado en una Gran Bretaña inundada debido a los efectos devastadores del cambio climático pero que se ha adaptado a una vida en palafitos y pequeñas islas. Después de todo, los británicos son ya islanders. El joven protagonista ve su vida completamente alterada cuando un artefacto alienígena desciende a la superficie terrestre. Raúl García Campos traduce de manera impecable una historia innecesariamente larga. ¿Cómo hace Villareal para rodearse de profesionales de la traducción de esta calidad? ¿A quién le ha vendido el alma? Esta historia propone un escenario muy interesante pero es tan lenta y tan atropellada en ciertos momentos que desconcierta. Es una pena que una idea con tantas posibilidades, simplemente como metáfora de la xenofobia (se me ocurre, por ejemplo, hacia ciertas ideas religiosas venidas de Oriente Medio), no se desarrolle de una manera más eficaz. El protagonista se mantiene siempre bloqueado, inmerso en un inmovilismo que bien pudiera representar un desinterés vestido de tolerancia.

Emilio Bueso

“La próxima vez que se desate la tormenta sobre nosotros” de Emilio Bueso es un relato geriantopunk que nos presenta un mundo distópico en el que la naturaleza reclama la Tierra y se dedica a castigar al ser humano. El relato de Bueso en la antología Mañana Todavía de Fantascy me gustó mucho más que este, cuyo final no he entendido. Probablemente se deba a que no le llego a coger el paso al autor valenciano, que me deja como una sensación de coitus interruptus: parece que lo bueno va a llegar y nunca llega.

El interminable empellón del mundo hecho nevera duró hasta el alba.

A Bueso, en mi humilde opinión, le sienta mejor un estilo más sobrio que el que desarrolla cuando utiliza eslóganes para escribir novelas. También entiendo que él defienda su estilo, y muy bien que hace, porque es difícil desarrollar uno propio. Para mí, el Bueso contenido gana en calidad y hace justicia a sus buenas ideas.

TerraNova 3 es una antología que ha superado, para mí, TerraNova 2, que ya contaba con estupendos autores y obras. Me parece una iniciativa imprescindible en el panorama actual del género en español, porque aúna textos de reconocidos autores internacionales con los de escritores solventes y con nuevos talentos que empiezan a despuntar en las letras españolas. El equipo de Villarreal, desde los traductores a Elías Combarro scout para obras internacionales-, destaca por su profesionalidad y profundo conocimiento de los entresijos de la literatura de ciencia ficción. Deseamos larga vida a este proyecto, y que otros muchos se sumen para seguir apoyando el género que más nos maravilla.

Algernon, ¡cuéntame en español cuentos ingleses! (Segunda parte)

Esta es la continuación de la entrevista que realizamos a Marcheto la mente administradora de Cuentos para Algernon. Como siempre, podéis disfrutarla en inglés en el blog amigo Sense of Wonder de Elías Combarro).

Aliette de Bodard

CJ: Conocí el verano pasado a Aliette de Bodard en París. Resulta que vive (vivía, porque se ha mudado) muy cerca de mi domicilio allí. Me pareció una persona extraordinariamente inteligente, que no solo habla perfectamente francés e inglés (estuvimos charlando en inglés) sino que tiene un buen nivel de español. Me gustaría que me contaras sobre tu interacción con los autores, quiénes te han sorprendido, cómo has conseguido convencerles de que te permitan traducir sus historias y cualquier anécdota que te parezca relevante.

M: Por desgracia, yo no he tenido el placer de conocer personalmente a ninguno de los autores que han aparecido o van a aparecer próximamente en el blog. Todos mis contactos son vía correo electrónico En algunos casos el intercambio se ha reducido a un par de correos; en otros, ha sido algo más extenso. Como te puedes imaginar, de todos aquellos que han aceptado mi propuesta, que por fortuna siguen siendo mayoría, solo puedo decir cosas positivas. En general, todos se han mostrado de lo más amables y colaboradores. Aunque supongo que es inevitable que hacia algunos sienta un agradecimiento o cariño especial por distintos motivos.

Realmente, no he tenido que convencer a nadie. Yo les escribo y les suelto un pequeño rollo contándoles lo de que tengo un blog de carácter no comercial (aquí dejo caer lo de las nominaciones del año pasado a los Ignotus, a ver si así la propuesta les parece un poco más atractiva), donde me gustaría publicar uno de sus cuentos, indicando siempre qué cuento o cuentos son los que me interesan. Si me dicen que sí, perfecto. Si me dicen que no, ni insisto ni intento convencerles, ya que mi capacidad de negociación es nula. Hasta ahora todos han tenido las cosas bastante claras. Como mucho me dicen que tienen que consultarlo con su agente, y en estos casos el final no suele ser feliz.

Únicamente en el caso de una autora que aparecerá en el blog dentro de unos meses hubo una cierta negociación, por llamarlo de algún modo. En la respuesta a mi correo inicial, me dijo que los dos cuentos que le proponía no podían ser, porque su agente consideraba, creo que con razón, que esos dos cuentos eran de los que más posibilidades comerciales tenían y que por lo tanto no podía cedérmelos alegremente; pero ella misma me propuso que eligiera algún otro más de segunda fila (e incluso me envió uno para que lo leyera), porque en ese caso por su parte no habría ningún problema. Y así lo hice.

Ken Liu

Y por empezar por el principio, Ken Liu ha demostrado en todo momento ser encantador (y me tiene alucinada, porque a pesar del desfase horario, siempre responde a los correos y tweets con una celeridad increíble que ya quisiera yo para mí). Si no recuerdo mal, cuando contacté con él ya había ganado algún premio importante, y además en su caso tuve que comentarle mi proyecto cuando simplemente era eso, un mero proyecto sin nada tangible detrás. A pesar de ello, accedió sin ningún problema y sin ninguna condición a cederme su relato. Por eso me hizo muchísima ilusión que “Quedarse atrás” recibiera una nominación para los Ignotus, aunque finalmente no ganara. Porque además, si el primer autor con el que hubiera contactado me hubiera dicho que no, a lo mejor me habría desanimando y todos mis planes para el blog hubieran quedado en agua de borrajas.

Tim Pratt ha sido otro de los autores que más accesible y colaborador se ha mostrado en todo momento. Meses después de que publicara “Otro final del imperio”, él mismo me escribió para decirme que si quería traducir algún otro cuento, que por él encantado. Así que, aunque no hubiera quedado segundo en la encuesta, seguro que hubiera repetido. Porque aunque la emoción que puedo sentir mientras espero la contestación de un nuevo autor tenga su atractivo, la tranquilidad que me da escribir a un autor sabiendo que me va a decir que sí y que me va a dar todo tipo de facilidades todavía tiene un atractivo mayor. Y si a eso le sumamos que Tim tiene una obra breve muy extensa y de una gran calidad, seguro que volveremos a tenerlo por el blog.

Jeffrey Ford

Jeffrey Ford es sin lugar a dudas uno de los principales culpables del nacimiento de Cuentos para Algernon. Cuando leía sus cuentos en inglés siempre pensaba que era increíble y tremendamente injusto que los lectores de habla hispana no pudieran disfrutar de esas pequeñas maravillas, y que alguien debería hacer algo al respecto. Así que cuando finalmente decidí comenzar con el blog, tenía clarísimo que había llegado el momento en que yo misma tal vez pudiera hacer algo. Ford era uno de los dos autores que más ilusión me hacía poder llegar a traducir (por desgracia, en el caso del otro, tan solo conseguí contactar con su agente, que muy amablemente me dijo que no). Intenté ser realista y pensar que un autor multi-premiado y de su categoría difícilmente iba a acceder a cederme uno de sus cuentos en estas condiciones, pero como no tenía nada que perder le escribí. Y creo que una de las mayores alegrías que me ha deparado este blog ha sido la amabilísima contestación de Ford, un sí sin ningún tipo de condición y a cualquiera de los relatos que le había propuesto. Y además es de los autores que me ha contestado a todos y cada uno de los correos que le he enviado, incluso a aquellos que no requerían contestación, y se ha mostrado amabilísimo en todo momento.

Kij Johnson

También con Kij Johnson me llevé una grata sorpresa. Había escuchado una entrevista en la que decía que para ella lo más importante era que la gente leyera su obra. Así que en su caso confiaba en recibir una respuesta positiva, pero pensaba que iba a ser parcialmente positiva, es decir, sí, pero no a “26 monos, además del abismo”, ganador del Premio Mundial de Fantasía, sino a alguno de los otros cuentos que le proponía, menos conocidos. Y no fue así, me dijo que adelante con el que quisiera. Un honor para mí y para el blog. Y algo parecido sucedió con Mary Robinette Kowal, que también me dio su autorización para traducir “Por falta de un clavo”, todo un premio Hugo.

Y en el caso de determinados autores (sobre todo Rose Lemberg, Aliette de Bodard y Zen Cho), además me han ayudado bastante en aspectos concretos de las traducciones. Lo que siempre es un lujo para cualquier traductor y algo que en mi caso agradezco enormemente. Y varios de los escritores que aparecerán durante los próximos meses, incluso me han enviado determinados cuentos suyos que estaba interesada en leer pero que no tenía y que no estaban disponibles online.

Un caso un tanto distinto ha sido el de un autor que tendremos muy pronto en el blog, que escribe bajo pseudónimo y cuya verdadera identidad es totalmente desconocida para el público general. No tiene página web ni dirección de correo de contacto ni twitter ni nada. Lo que sí que tiene es unos cuentos estupendos, por lo que llevaba meses en mi punto de mira. Intenté contactar con él (o ella, que ni eso se sé) escribiendo a la revista donde publica relatos con más asiduidad. Nada, ni me respondieron. Insistí. De nuevo silencio. Lo intenté a través de la editorial donde publica sus novelas (que según su página, está encantada de pasar los mensajes de los lectores a los autores a los que vayan dirigidos). Tampoco nada. Así que llegué a la conclusión de que seguramente le había llegado mi propuesta, pero que no le interesaba lo más mínimo, de ahí que ni siquiera me hubiera respondido. Cuando ya me había olvidado prácticamente del tema, se me ocurrió comentárselo a Jonathan Strahan en un correo que le envié para otro asunto, ya que en su última antología se incluía un cuento que me había gustado bastante del misterioso autor. Pues bueno, algo así como media hora más tarde, tenía el permiso para traducir y publicar ese cuento. Una enorme sorpresa y de lo más agradable, tras todos esos meses de intentos infructuosos. Eso sí, en este caso no he llegado a intercambiar ningún correo con el autor, todo ha sido a través Strahan, al que también le estoy de lo más agradecida por su mediación.

 

Jonathan Strahan

CJ: Por lo que cuentas, y por lo que me han comentado otros profesionales, el oficio de traductor tiene mucho de detective solitario. Hay también un componente aventurero creo yo, y una continua búsqueda de la perfección que a veces debe limitarse para llegar a una aproximación lo más cercana posible al significado y las referencias del original. ¿Cuál ha sido el relato que más te ha costado traducir y por qué?

M: Estoy totalmente de acuerdo en lo que comentas sobre el trabajo de los traductores. Es bastante solitario, pero apasionante. La perfección es imposible, por supuesto, pero al menos ahora gracias a internet disponemos de una herramienta que nos facilita enormemente todo esa labor de investigación que resulta imprescindible.

De los relatos aparecidos en el blog, creo que los dos que más me ha costado traducir han sido “Radiante mañana”, de Jeffrey Ford, y “Las siete pérdidas de Na Re”, de Rose Lemberg. En el primero, además de por todas las referencias culturales que aparecen, porque el texto original rezuma ironía y era fundamental que no se perdiera en mi versión. Y en el segundo, porque aunque estaba escrito en prosa era prácticamente poesía.

 

CJ: Cuentos para Algernon es una iniciativa sencilla pero muy valiente. Traduces relatos de género y los pones a disposición de los lectores, online y de manera gratuita, después de conseguir que sus autores te cedan los derechos. ¿Qué balance haces de la primera antología que salió hace unos meses? ¿Para cuándo la segunda? 

M: La idea del blog se me ocurrió a mí, pero la de la antología se la debo a alguno de los seguidores del blog, aunque no recuerdo exactamente a quién, porque fueron varias personas las que me lo sugirieron. Y la verdad es que me pareció una idea estupenda. Yo tengo un e-book totalmente caótico, con cientos de relatos sueltos que saco de internet y que meto ahí a la espera de poder leerlos en algún momento. Así que pensé que a todo el mundo le resultaría mucho más cómodo tener todos los cuentos agrupados en un único documento, en lugar de tener doce documentos sueltos. Y hasta ahí llegó mi razonamiento.

Por eso me sorprendió enormemente la recepción que tuvo Cuentos para Algernon: Año I. El día del lanzamiento, el blog tuvo su record absoluto de visitas. Y tengo la impresión de que la antología se ha convertido en la carta de presentación del blog para muchas personas. La primera reseña que apareció me pilló totalmente por sorpresa. Tal como digo, para mí la antología era simplemente la reunión de los cuentos publicados hasta ese momento meramente a efectos organizativos, pero no pensaba en ella como en un libro «de verdad», con la entidad suficiente como para que alguien se molestara en escribir una reseña sobre ella. Y cuando empezó a aparecer en diversas listas de lo mejor del 2013, el subidón ya fue total. Y todavía me hace mucha gracia cuando en alguna página veo «Editorial: Cuentos para Algernon».

Cada vez que alguien escribe un comentario en el blog «Cuentos para Algernon», Algernon consigue salir del laberinto

Como tengo bastante claro que las antologías van a tener un carácter anual, Cuentos para Algernon: Año II debería aparecer el próximo mes de octubre, con todos los cuentos publicados durante el segundo año de vida del blog. Si no me surgen imprevistos, mi intención es mantener el ritmo actual de traducción de cuentos, y a ese ritmo el material de un año creo que se ajusta bastante bien a lo que se puede esperar de una antología.

 

CJ: Pregunta obligada: ¿qué opinas de la salud del género en nuestro país? ¿y en el conjunto del mercado hispano-parlante?

M: Uno de los principales inconvenientes de Cuentos para Algernon es que mediatiza enormemente mis lecturas. Durante este último par de años he leído principalmente ficción breve de autores anglosajones y, como soy lectora de todo tipo de géneros, he procurado que lo que iba intercalando no tuviera mucho que ver con la narrativa fantástica. Como consecuencia, llevo una buena temporada leyendo muy pocas obras del género de autores hispanos, por lo que tampoco me siento en condiciones de opinar con suficiente conocimiento de causa.

Ahora bien, teniendo en cuenta que en general los escasos libros que he leído en estos últimos tiempos relacionados más o menos con el género me han dejado más que satisfecho (El libro de los pequeños milagros de Juan Jacinto Muñoz Rengel, Los que duermen de Juan Gómez Bárcena, Porvenir de Iban Zaldua, Frío de Rafael Pinedo y Distorsiones de David Roas, por mencionar aquellos con los que más he disfrutado), y que también he leído algunos relatos que me han parecido interesantes en otras publicaciones como Terra Nova y Presencia Humana, yo diría que la salud del  género no es mala.

Y si me remonto un poco más hacia atrás en mis lecturas, me encuentro con que los autores de algunas de las obras fantásticas que más han gustado estos últimos años se llaman Félix J. Palma, Hipólito G. Navarro, Cristina Fernández Cubas, José María Merino, Juan Jacinto Muñoz Rengel, Ignacio Padilla, Albert Sánchez Piñol o Rodrigo Fresán, por citar algunos. Así que no creo que tengamos que sentir ningún tipo de complejo. Creo que se escribe narrativa fantástica de calidad, aunque es bastante habitual que se publique fuera de las editoriales más centradas en el género, por lo que hay que estar atentos si no queremos que se nos escape.

Y también tengo la sensación de que a los lectores les interesa lo que escriben los autores hispanos, lo que siempre es una buena señal. Hace unos días, los responsables del recién nacido proyecto Maelstrom anunciaban que tenían casi 200 suscriptores que se habían apuntado para recibir los relatos por correo electrónico. Esa cifra dobla la de suscriptores a los avisos de actualización por correo que, tras año y medio de vida, tiene Cuentos para Algernon. Lo que me parece bastante significativo.

 

CJ: Se habla mucho del fandom en España, de si enriquece de manera positiva el género, de si lo empobrece… claro que también depende de qué se entienda por fandom ¿qué es para ti? ¿crees que incide en general de manera positiva o negativa sobre el género?

M: No creo que pueda dar una definición mejor de fandom que la que dio hace unos meses el responsable del blog Sin Solapas, así que ni lo voy a intentar. En principio, no pienso que el fandom deba influir ni positiva ni negativamente sobre el género. Ahora bien, sí que tengo la sensación de que el andar jugando demasiado con este concepto puede llevar a remarcar en exceso las fronteras del género, impidiendo que aquellos a los que le gusta la literatura fantástica hagan incursiones fuera de ella y, al contrario, que los lectores más generalistas se adentren en ella. Y eso me parece bastante empobrecedor, tanto para unos como para otros. Así que ni me considero fandom ni esta es una de mis estructuras algebraicas favoritas.

 

CJ: Cuentos para Algernon ofrece la posibilidad a todos los amantes de la ciencia ficción, de la fantasía y del terror (y yo añadiría cualquier amante de la Literatura, así con mayúsculas) de disfrutar gratis y desde el confort de su casa en español de historias que, de otro modo, permanecerían desconocidas para gran parte del público que no tiene un dominio del inglés. Internet permite que tu página llegue a todas partes, y tu proyecto es un modelo sin ánimo de lucro. Se trata de una iniciativa diferente que otros están adoptando, con sus propias variaciones, como Maelstrom o Ficción Científica. ¿Hacia dónde crees que caminan este tipo de proyectos? ¿Qué otros te gustaría emprender?

M: Creo que gracias a internet van a seguir apareciendo muchos más nuevos proyectos de este tipo. Eso sí, siempre que entre los legisladores y los grupos de presión no lo fastidien todo. Porque con frecuencia pienso que lo más probable es que Cuentos para Algernon está infringiendo alguna ley. Viendo lo que se está viendo por ahí, seguro que existe alguna normativa ridícula por la que los autores no pueden ceder gratuitamente los derechos de sus cuentos y, en caso de que sí que puedan, estoy convencida de que eso no quita para que alguna organización tipo SGAE tenga derecho legalmente a pedirme que abone alguna cantidad en concepto de derechos de autor. Y si todavía no existe la ley, perfectamente se la pueden inventar mañana. O se sacarán de la manga una legislación que obligará a que todos los blogs se tengan que registrar, para tenernos bien controlados. O a pagar una tasa. O a cualquier otra cosa por el estilo que en mi caso me quitará las ganas de seguir adelante. Aunque bueno, espero equivocarme y que estas ideas sean simplemente el resultado de leer demasiadas obras distópicas.

Pero hasta que llegue ese día en que los controles y trabas burocráticas imposibiliten este tipo de proyectos gratuitos y libres, confío en que sigan apareciendo muchos y de lo más variado. Habrá muchas iniciativas que no cuajen, pero las más interesantes o las que tengan más suerte seguirán adelante, y eso es lo que importa. Gracias a internet, para lanzarte a un proyecto pequeño como es el caso de Cuentos para Algernon, lo único que se necesita es una idea y ganas, y eso está al alcance de cualquiera. El resto, la infraestructura y la información, está ahí para todo aquel que la necesite.

En mi caso particular, ahora mismo no me planteo ningún otro proyecto. Cuentos para Algernon ocupa todo el tiempo libre del que puedo disponer (e incluso más). Por el momento, todos mis esfuerzos se van a centrar en intentar conseguir mantener el nivel de calidad del blog y la periodicidad del mismo. Creo que ese es mejor camino para que cada vez sean más los que lean los cuentos publicados, que es de lo que a fin de cuentas se trata. Eso sí, mantengo mi intención original de no restringir el blog al género estrictamente fantástico, por lo que en algún momento me gustaría empezar a incluir algún relato de carácter más generalista.

Terra inNova

No hay nada como comenzar el año nuevo estrechando los lazos de la concordia, la amistad, el compañerismo y bla, bla, bla… con los seres que nos rodean, que traducido al lenguaje prosaico del blog significa que nos vamos de pesca. No me ha dejado proponer alternativa alguna. ¡Lógico! Para algo tienen que servir esos meses abonado a “Jara y Sedal”, el barbour pijo, el vadeador impoluto y las botas de goma de caña alta. Del resto de aparejos relacionados con la captura de pescado en río, como lo llama el blog, solo he reconocido las cañas, los cebos y los anzuelos… el resto podría ser instrumental de cirugía anorectal en lo que a mí respecta.

Mientras estábamos sentados -vestidos de verde- en la ribera del charco elegido, empezamos a murmurar para pasar el tiempo sobre un libro que nos auto-regalamos estas Navidades: Terra Nova, Antología de ciencia ficción contemporánea. Publicada en diciembre en nuestro país por la editorial Sportula, esta antología es una rara avis en el panorama nacional de la ciencia ficción, como el carpfishing extremo que diría el blog. El motivo por el que éste y una servidora comenzamos a hablar sobre el libro se debe a un comentario de un amigo bloguero que se lo pasó en grande el pasado 28 de diciembre anunciando la antología Terra Nova 2 con claras referencias marítimo-pescadoras http://sentidodelamaravilla.blogspot.com/2012/12/se-filtran-la-tematica-y-las-posibles.html. Coincido con lo que estáis pensando: el blog y yo somos muy literales.

En 340 páginas, Mariano Villareal y Luis Pestarini han reunido ocho cuentos que intentan ofrecer una visión actualizada de la producción en castellano de un género tan borderline como es la ciencia ficción. No sé si os suenan los editores mencionados, pero para refrescaros la memoria a unos y hacer las introducciones pertinentes al resto, tengo que presentároslos. Villareal tiene a su cargo el portal “Literatura Fantástica” http://literfan.cyberdark.net, un referente imprescindible en nuestro país con toda la información más sobre el sci-fi. Por su parte, Pestaniri dirige la revista y la colección de libros “Cuásar” http://www.edicionescuasar.com.ar/revista_cuasar.html que lleva 25 años intentando ofrecer desde Argentina un espacio para dar a conocer textos enmarcados en los géneros mencionados.

Si tenemos en cuenta las colaboraciones del ilustrador Ángel Benito Gastañaga con una portada de otro mundo y de la labor de Claudia de BellaAna Díaz Eiriz y Manuel de los Reyes como traductores, el resultado es una buena captura de textos. A ellos hay que añadir el trabajo de búsqueda de material del propio de los Reyes y de Elías Combarro, quien además se ha ocupado de la promoción internacional de este proyecto.

Ocho para uno y uno para ocho

Los estadounidenses Ken Liu y Ted Chiang son los encargados de abrir y clausurar la antología. El primero, con su internacionalmente reconocido y premiado cuento “El zoo de papel” que nos descubre un mundo de fantasía casera mezclado con la incomprensión generada por el desarraigo y la incomunicación. Se trata de una historia deliciosa, bien armada, que engancha con un anzuelo sugerente y efectivo, y cuyo ritmo fluye como una corriente transparente de sentimientos que nunca caen en la sensiblería barata. Comenzando con este maravilloso regalo literario, el blog y yo teníamos las expectativas muy altas.

Tengo que reconocer que “Deindre”, de la madrileña Lola Robles, no logró conquistar por completo mi atención, quizás porque ya había leído  “El Ciclo de Vida de los Objetos de Software” de Chiang, al que me remitía constantemente. Ambos relatos exploran la complejidad de la conciencia artificial pero lo hacen desde historias y perspectivas muy diferentes: en “Deindre” se habla de androides y en el cuento de Chiang, de seres virtuales.  La narración y el estilo de Robles no pudieron seducirme por más que intenté zambullirme en la trama. Quizás la culpa fue mía por no leer los relatos en el orden propuesto por los editores. Sospecho que la narración en primera persona, un recurso muy osado, no ayudó demasiado. Sin embargo, al blog le encantó.

El cubano Erick J. Mota firma el tercer cuento de la tanda: “Recuerdos de un país zombi”. Aunque el estilo a veces me pareció un tanto apresurado, tengo que reconocer que la historia es fresca, interesante y socialmente mordaz a pesar de tratar la manida temática zombi. Este autor ha sido todo un descubrimiento, primero por ser capaz de re-utilizar un contenido extenuado en los últimos tiempos y segundo por saber utilizarlo sin estridencias para mostrar los descosidos de la realidad cubana. Nos preguntamos si alguien habrá pensado en esta historia como material para un corto… El blog cree hay madera de guión en “Recuerdos de un país zombi”.

“Enciende una vela solitaria” del tinerfeño Victor Conde es una de esas pocas historias que, después de releer, he seguido sin comprender. No sé si será su factura arriesgada, esas frases monógamas en las que la palabra solitaria se supone que te abre a un mundo de sugerencias. Lo siento, no lo pillo. No entiendo el título, ni la estructura, ni tan siquiera soy lo suficientemente espabilada como para entender la trama. Debe ser mi única y huidiza neurona que se sobrecalienta en estos casos y deja de funcionar como dios manda … no culpo al autor, que conste. Al blog le pareció un gran relato, pero ya sabéis que raramente solemos coincidir: por cierto, el listo es él.

Afortunadamente después aparece “Cuerpos” del madrileño Juanfran Jiménez y me animo. Hacía bastante tiempo que no me reía tanto con un cuento y que no disfrutaba tanto con su redacción. La primera frase ya anuncia algo extraordinario: “El purgatorio era una sala de espera sin revistas”. Simple, claro y sin pretensiones. El protagonista, el indio Padovani es uno de esos canallas que caen bien, incluso si te toca como compañero de celda. La acción te atrapa y no te suelta y el final es sencillamente una perita en dulce que no os voy a desvelar para que lo disfrutéis como se merece. Tiene algo de cómic, o novela gráfica como se llaman ahora, porque la acción trepidante se une a unas descripciones texturizadas sobre los distintos elementos de la historia. Claro que al blog le ha gustado menos, como es natural.

El británico Ian Wantson es el autor de “Un día sin papá” en el que la personalidad digitalizada de un ser querido, ya difunto, es almacenada en la mente de sus familiares. Todo un gran plato para abrir boca si no fuera porque, en mi opinión, no se exploran todas las posibilidades de la historia que parece cogida con alfileres y entretelada. Me dio la impresión de que el final era un poco precipitado y, a posteriori, esa es la sensación que me dejó la totalidad del texto. El blog me recuerda que no sé de lo que estoy hablando la mitad de las veces y que debo bajar la voz para no espantar a los peces.

Cuando llego al relato “Memoria” de la bonaerense Teresa P. Mira de Echevarría creo haber perdido la capacidad de sorpresa. Y de nuevo la magia surge de entre las páginas y empiezo a soñar despierta con un cuento inteligente con sabor a Bradbury. ¿Será que Marte me puede y toda historia que se escenifica allí me tiene ganada desde el principio? ¿Será la apuesta por una trama nada convencional y por un estilo emotivo pero sin estridencias ni pretensiones banas? Lo único que sé es que, a diferencia de al blog que a todo le pone “peros”, a mí me dieron ganas de transportarme al planeta rojo para conocer a Jedediah y a Áyax. Estoy convencida de que viven allí o vivirán, no lo sé con certeza, pero aquel mundo es su hogar y así me lo hizo sentir la autora. Lo anterior es solo una torpe manera de intentar expresar aquí mi admiración por este cuento, como podéis suponer. Yo recomendaría leer “Memoria” a quienes argumentan que la ciencia ficción trata superficialmente los sentimientos. Este relato también sedujo al blog. Es raro que coincidamos… tendré que consultar con un especialista.

Como ya dijimos, cierra la antología “El Ciclo de Vida de los Objetos de Software” de Ted Chiang. En realidad se trata de una novela corta que sirve como un fantástico colofón a una antología bien pensada y gestionada. Uno de sus aciertos es el de alejarse de la primera persona, ofreciendo una cierta distancia que favorece el anclaje de la narración. Quizás haya un exceso de saltos temporales de un año, que bien podría haberse ahorrado Chiang sin dañar la historia. Los seres virtuales del estadounidense se presentan desde una perspectiva original que da mucho juego y brinda la oportunidad de reflexionar sobre las implicaciones legales, éticas, sociales e incluso psicológicas de las conciencias artificiales. Este es el relato que más ha impactado al blog, supongo que porque describe con inquietante fidelidad el hipotético ciclo vital de seres que comparten su misma naturaleza. Sin embargo, dice que no se siente realmente identificado con ellos: le parecen infantiles e inocentes.

Quienes crean que Terra Nova, Antología de ciencia ficción contemporánea es un mero muestrario de ciencia ficción en español se equivocan: se trata de un excelente trabajo de avistamiento, recopilación y gestión de textos ingeniosos que tienen cabida en dicho género pero que también incluyen temáticas fantásticas y algo de terror. Es un auténtico lujo poder contar con iniciativas semejantes en el mercado iberoamericano, algo que debería hacerse más y con mayor frecuencia. El blog cree que este tipo de proyectos es fundamental para apoyar la literatura en general y los géneros que tanto nos gustan en particular, todo ello unido al intercambio de textos y opiniones por parte de los lectores –los blogueros que todos conocemos-.

Llevábamos horas intentado capturar algún ejemplar cuando la caña del blog comenzó a curvarse por el peso de un barbo común. Lo pescó él solito, todo hay que decirlo, aunque a mí me tocó cocinarlo aquella noche.

No sé si el día de pesca ha servido para que mejoremos nuestra relación. Al menos hablamos de literatura sci-fi, por lo que el día no fue en vano… creo…