«The Three Body Problem» de Liu Cixin: carta de amor a la ciencia

Esta reseña sale paralelamente con la de Miquel Codony en el blog La Biblioteca de Ilium, la de Josep María Oriol desde el blog Voracilector, y la de Pedro Román desde el blog Leemaslibros. Los cuatro hemos leído The three body problem de una manera cuasi-simultánea y tenemos opiniones muy diferentes respecto a la novela. Sirva este ejercicio para proporcionar un espectro de puntos de referencia a quienes estén interesados en la ciencia ficción que se está realizando actualmente.

The three body problem de Liu Cixin es una de las novelas que suenan con fuerza de cara a las nominaciones de los premios Hugo. Traducida al inglés por el escritor norteamericano Ken Liu y publicada el año pasado, apareció originalmente de forma serializada en 2006, alcanzando una gran popularidad en el mercado chino. Se trata de la primera novela de una trilogía de ciencia ficción que muy pronto estará disponible en inglés en su totalidad, un cambio de paradigma con respecto a la tradición anglocéntrica. Desde hace algún tiempo, las revistas del género acogen en sus páginas más autores procedentes de otras culturas: asiática, sudamericana, africana, etc. El hecho de que un escritor que comienza a ser reputado y conocido como Ken Liu haya firmado la traducción seguro ha ayudado a dar a conocer la novela, aunque Cixin es probablemente el autor chino más conocido fuera de su país.

La trilogía, en sus ediciones originales en chino

Contacto 

The three body problem es un libro sobre contactos inter-especies: la humanidad entra en contacto con los Trisolarans, seres inteligentes que viven en un planeta aquejado por un gran problema, que da título al libro y por el que se conoce a la trilogía en su conjunto. Cixin cuenta una toma de contacto entre humanos y Trisolarans muy alejada de la que estamos acostumbrados a ver: no hay conflicto bélico inmediato, ni siquiera hay voluntad de contacto en un primer momento. El auténtico conflicto surge cuando las acciones de una sola persona, la científica Ye Wenjie -hija de la Revolución Cutural china-, cambian el curso de la historia.

Cixin focaliza la trama sobre Ye y sobre el ingeniero en nanotecnología Wang Miao y, en general, sobre la ciencia. La premisa de la que parte es una de las más atractivas que he leído en mucho tiempo en una novela de ciencia ficción: una oleada de suicidios entre miembros prominentes de la comunidad científica. A partir de un comienzo que bien podría atribuirse a un thriller, se va generando una novela que mezcla la filosofía de la ciencia con el ciberpunk. Wang Miao es el “vehículo” del que se vale Cixin para introducir al resto de personajes, los escenarios y la historia de contacto alienígena. A través de su mirada llegamos hasta Ye, la verdadera protagonista, el elemento sobre el que pivota la historia y que articula el conflicto. El lector aprenderá que hay un movimiento secreto que apoya una invasión de la Tierra por parte de los extraterrestres y que esta organización emplea un extraño videojuego para reclutar a sus miembros. Dentro de dicha organización hay distintas facciones, desde la más moderada a la más extremista, que las instituciones gubernamentales y sus aliados intentarán controlar y/o desactivar.

Una de las cosas que más llama la atención de esta novela es que se hace una referencia constante a los Trisolarans, pero no se revela casi nada de ellos. Tan solo en la parte de la trama que cubre el videojuego, se llega a conocer el desarrollo de su pensamiento científico por proxy, es decir, a través de una simulación que utiliza personajes históricos (científicos casi siempre) y otros fantásticos que parecen sacados de una historia de Lewis Carrol. No soy especialista en juegos inmersivos, pero las situaciones del juego me parecían más surrealistas que típicas de un game. Y, francamente, no veo cómo podría el juego, tal y como está planteado, atraer tanto la atención de un jugador, por mucho que este fuera un científico teórico.

Ilustración escogida para la portada de la traducción al inglés

En cuanto a la estructura, creo que refleja en cierto modo el problema orbital referido en el título. La trama está contada desde tres ángulos: el pasado de Ye, el presente terrestre que se despliega de la mano de Wang y el presente de los Trisolarans. Cada uno de estos ángulos orbita alrededor del otro, con un comportamiento aparentemente aleatorio e imposible de predecir. Por su parte, la mayoría de los personajes carecen de profundidad psicológica, a excepción de la propia Ye y del pintoresco policía Shi Quiang, aunque Cixin consigue armar la historia sin ese elemento. ¿Cómo lo hace? Ofreciendo ideas sorprendentes, giros inesperados en la trama y una forma original de abordar la ciencia ficción.

Videojuegos, casualidades y predicciones

Miquel me pregunta sobre cuáles creo que son las principales virtudes de la novela y porqué no me gustó, a una filósofa aficionada como yo (no sé de dónde sacó eso), la parte del videojuego. Mi respuesta es que, precisamente, el juego parece cualquier cosa menos un juego. Se trata, más bien, de una simulación terracéntrica del mundo de los Trisolarans y probablemente sería equivocado juzgarla desde los parámetros terrestres. Sin embargo, en mi humilde opinión, desde cualquier parámetro el juego es un aburrimiento en el que no se gana nada, ni se conquista nada. Tan solo hay personajes extraños que hablan y hablan y hablan. Proponen ideas interesantes, eso sí, pero se trata de una especie de juego de rol en el que uno debe encontrar la solución a un problema de física orbital. Apasionante, ¿verdad? Quizás, el problema esté en que mis conocimientos de física no son lo suficientemente profundos como para comprender la belleza del problema en todo su esplendor. A pesar de que entiendo su complejidad y la manera en la que gobierna el destino de los Trisolarans, no acierto a comprender por qué Cixin no ha diseñado un videojuego más interesante. La primera regla de un videojuego, a no ser que yo me haya perdido algo ¿no es ser entretenido? Dudo mucho que por muy científico teórico que uno sea pueda entretenerse con un conjunto de escenas oníricas en las que no hay lógica, ni recompensas, ni curso de acción. En cuanto a las referencias a la filosofía de la ciencia que existen en el juego, creo que podría haberse desarrollado de una manera más amena. Es como si uno estuviera en el módulo de realidad virtual de la Enterprise: se siente fake.

El autor chino Liu Cixin

Josep María me pregunta si pienso que Cixin abusa demasiado de las casualidades. No me fijé en las casualidades cuando estaba leyendo la novela, si soy sincera, y sí en que el autor “cuenta” mucho y “muestra” poco. A pesar de los infodumps, que creo que podían haberse resuelto de mejor manera, la novela funciona porque narra una historia con los suficientes elementos de sorpresa y originalidad que consiguen atrapar al lector. De vuelta a las casualidades, el encuentro entre Ye y Evans y su relación posterior es, cuando menos, peculiar. La gente no va al encuentro de otros que han conocido brevemente solo porque les manden una escueta postal. Bueno, a lo mejor en China, sí. También resulta extraño que Evans sea un millonario, porque su padre le deja toda la fortuna familiar –aunque sea el hijo pródigo- y porque muere muy convenientemente en medio de la narración. Y podría seguir, pero a riesgo de contar más detalles de la historia. En resumen, Cixin abusa bastante de las casualidades, sobre todo al final, pero no parece importarle mucho.

Pedro quiere saber cuáles son mis predicciones sobre la historia para los siguientes libros. Después de acudir a mis fuentes de información (véase el blog Sense of Wonder de Elías Combarro), y después de que éstas no soltaran prenda al respecto, supongo que no me queda nada más que elucubrar. En el segundo libro, me gustaría a los Trisolarans camino de la Tierra, contactando de vez en cuando con el gobierno chino y con los principales canales de información, probablemente a través de otra simulación. El secreto de su viaje se haría público y cundiría la alarma social. Ye se convertiría en papisa de un nuevo sistema de creencias y la ciencia pasaría a ser una nueva religión. Para el tercer libro, los Trisolarans llegarían a la Tierra. El problema para Cixin será crear una especie inteligente que nos sorprenda. Una opción lógica sería hacerlos antropomorfos, pero eso también sería la solución más fácil. Otra posibilidad, sería que adoptaran la forma que el interlocutor quisiera, tratándose de seres polimorfos (un poco como los marcianos de Bradbury). También cabe la posibilidad de que no se les muestre nunca. Quizás estén delante de nosotros y no les veamos, después de todo. No sé si Cixin optará por incorporar otras especies inteligentes que hayan interceptado los mensajes de la Tierra. El conflicto se desatará sin duda cuando lleguen y quieran colonizar nuestro planeta. Quiero creer que el autor no optará por la solución más evidente y que nos sorprenderá y, por los pocos datos que tengo, creo que así será.

En resumen, este es un libro que recomiendo a los amantes de la ciencia ficción, sobre todo de la ciencia ficción dura, por sus ideas y su planteamiento alejado de lo que estamos acostumbrados en occidente. Tiene ciertas lagunas, en materia de personajes y estructura, pero creo que esas cuestiones se ven superadas con creces por la desbordante imaginación de Cixin y el buen hacer como traductor de Liu. The three body problem no solo ha conseguido engancharme desde el principio sino que ha logrado que desee leer la siguiente entrega. Al final, lo que me queda claro, es que esta trilogía es una declaración de amor a la ciencia en toda regla.

Bradbury: ciencia ficción incombustible

Debía tener doce o trece años cuando me di cuenta de que la ciencia ficción formaba parte inextirpable de mi vida. Fue a raíz de una humillación más o menos pública, como todos los traumas adolescentes. Nos había pedido diseñar en clase la portada de un periódico utilizando la estructura editorial de la prensa existente con su cabecera, sus noticias en columnas, sus titulares y sus imágenes alusivas. Aquella mañana llegué orgullosa con mi creación debajo del brazo.

A mis ojos, el periódico que me había inventado era “de otro mundo”. Su diseño llamaba la atención porque era muy original en forma y contenidos. Cuando vi desfilar a mis compañeras con sus trabajos empezaron a entrarme sudores fríos. Todas habían realizado réplicas exactas de El País, el ABC y El Correo. Yo había concebido un periódico llamado “Diario Marciano” en el que las noticias internacionales provenían de otras galaxias y la información local se “reducía” a la de los confines de nuestro sistema solar. Mi trabajo quedó relegado al último lugar en el enorme corcho que al fondo de la clase exhibía las obras de todas mis compañeras. Volví a casa totalmente devastada.

Años después, hurgando en las entrañas de una biblioteca pública, encontré un libro del que nunca había oído hablar. Su título, Crónicas Marcianas (publicado en España por Booket y Minotauro), me hizo recordar inmediatamente mi patética incursión en el mundo editorial de mis días colegiales. Aquél se parecía al título de mi diario inventado y llena de curiosidad me puse a navegar por sus páginas. Se trataba de un libro extraño porque no era una novela propiamente dicha sino una colección de cuentos con un cierto hilo conductor de fondo, pero que muy bien podían leerse de manera independiente.

No pude dejar de leer. Terminé el libro sentada en suelo, ajena al paso del tiempo. Días después adquirí mi propia copia y desde entonces aquel libro me ha acompañado allí donde he ido, sobreviviendo mudanzas y descubriendo juntos lugares nuevos. El tipo que lo había escrito se llamaba Ray Bradbury. Él me enseñó a adoptar otro punto de vista. En sus historias, los Otros –robots, extraterrestres o monstruos- tienen voz, sentimientos y opiniones y los seres humanos dejan de ser el centro del universo. Me acercó a un estilo narrativo lírico y preciso, repleto de humor, ironía y potentes imágenes, y a una variedad de temas especulativos que trascienden el ámbito de la ciencia ficción. Su contribución a la popularización de estas temáticas permitió acercarlas a una audiencia más amplia y a mejorar su valoración por parte de la crítica literaria.

Hay muchas otras personas que como yo sintieron la desaparición de Ray Bradbury el pasado 5 de junio. Quiero agradecer a todas las que aceptaron formar parte de este artículo, que respondieron a mi llamamiento en Twitter y Facebook y que han aportado su contribución. Les pedimos que compartiesen su libro preferido del autor norteamericano y las razones de su elección.

Un alegato contra la censura

“Lunes, arde Millay, miércoles, Whitman, viernes, Faulkner. Hazlos cenizas y luego quema las cenizas” dice el protagonista de Fahrenheit 451 (DEBOLSILLO y Minotauro).

Han sido muchos los que han contestado que ésta era su obra favorita del universo Bradburiano. El autor británico Alastair Reynolds @AquilaRift lo destaca: porque lo leí en la escuela y la imagen central de bomberos quemando libros es maravillosamente simple. Luis @lmayorgas coincide con ReynoldsAunque leí Fahrenheit 451 hace mucho tiempo, siempre me ha impactado la imagen de los Hombres-Libro. Para Anika de la web Anika Entre Libros @anikalibros es un libro favorito por visionario y reivindicativo. [Lo he] leído en novela y en comic. Los de Libros.com @libroscom dicen que: Siempre nos pareció curioso el personaje de Montag, aunque tuviera como misión quemar libros. ‏‪

@A_pHOBOS destaca de esta novela las sensaciones que deja, está a la altura de 1984Un Mundo Feliz. Pedro desde @leemaslibros comenta: una distopía donde se queman los libros no pudo dejar de impactar a un joven lector. Para Javier @hansard es la primera distopía que leyó: Una novela universal e inolvidable. La lucha del saber contra el miedo. El bloguero de @lasletrasmolan reconoce que la novela le gusta por la reflexión sobre el poder de la lectura y el afán de los poderosos por demonizarla para dominar a las masas.

El fanzine de lo fantástico La Espada de la Tinta @EspadaenlaTinta señala a Fahrenheit 451 como su obra predilecta por el imperecedero amor a los libros que despierta. Pero no sólo a ellos, sino a la literatura. Germán ‏‪@germanpv contesta que espor la importante crítica hacia la censura que supone por sí mismo y los creativos de theroomrooms´ @theroomrooms que por tratar un tema tan actual, la defensa de la cultura y educación, algo que nuestro gobierno pone en peligro.

La siempre interactiva Otilia @otiliamartin responde que esa obra le gusta porque en un mundo sin libros, la idea de que cada persona memorice y “sea” uno me parece fascinante. Félix @M4ugan, bloguero y podcaster en La biblioteca de Trantor, destaca que es uno de los mayores alegatos en defensa de los libros como vehículo para el pensamiento crítico. El Kanijo más grande del mundo divulgativo @CienciaKanija indica que esta obra resalta la importancia de la literatura como libertad del individuo y la sociedad.

Para Arturo @elprofedefisica la novela combina futurismo sin necesidad de naves espaciales. Ahonda en nuestra psique y muestra dónde podemos llegar. La twittera Clarisse @ClarisseIsidoro, que se hace llamar así por el personaje de Fahrenheit 451, opina que la novela muestra que las ideas son suficientes para cambiar este mundo. Y va siendo muy necesario. La autora de La Marca del Guerrero @LaMarcaDelGuerr contesta que es ¡Un clásico! No puede faltar. ¿Por qué? Simplemente fascinante y curiosa la razón por la que se le ocurrió.

Tras la incesante labor divulgadora de @ondasolitaria se encuentra Sergio, que opina que esta historia de Bradbury es mi favorita. La sociedad que refleja cada día es más real. Por desgracia… Por su parte Juan Manuel co-fundador del fanzine digital sobre videojuegos Nivel Oculto @Niveloculto destaca Farenheith 451, pero recuerdo con cariño un relato de El Hombre Ilustrado llamado Caleidoscopio.

Gavin Rothery, Director de Arte y de Efectos Especiales de la película Moon (2009), confiesa: me encanta la manera en la que una historia muy personal, casi a pequeña escala, se enmarca en un contexto enormemente amplio. Esa es la forma en la que se deben abordar los grandes conceptos: acercarlos a la gente contándolos como una historia cercana. No es mera coincidencia que sea probablemente su trabajo más famoso.

El escritor y director Tim Hole @Indievolution dice: tengo que añadir Fahrenheit 451 a mi lista de finales de ciencia ficción inolvidables. Es increíblemente poético. La escritora Lucía Etxebarria @LaEtxebarria reconoce que Fahrenheut 451 es una obra maestra. El director y “contador de historias” David Galán Galindo @dggalindo1982 quiso homenajear esta novela con La Máscara de Muerte 451En mi caso se quemaban cómics, claro. http://www.galsolo.com/2010/08/la-mascara-de-muerte-451-mask-of-doom.html Miquel @Qdony comenta que como metáfora es libro muy potente.

El periodista David Bollero https://www.facebook.com/david.bollero.5 dice: En realidad solo he leído uno [de Bradbury], Fahrenheit 451, y lo elijo porque se me antoja visionario, inquietantemente visionario de hacia dónde caminamos con las últimas medidas políticas para la Cultura y la Educación.

El escritor Vicente Hernándiz https://www.facebook.com/vicentehernandiz comparte con nosotros la siguiente reflexión sobre Fahrenheit 451Destaca la importancia de los libros en un futuro donde, tras un desastre, los gobernantes imponen su voluntad sin que los ciudadanos puedan disponer. Los libros son el saber y bajo el epígrafe de que los conocimientos han provocado la catástrofe, se trata de subyugar al ciudadano. La ignorancia hace sumisos.

El cineasta Montxo Armendariz @montxoarmendar destaca Fahrenheit 451, porque además de su brillante estilo narrativo, es un alegato contra la intolerancia y una premonición de a donde nos conduce una sociedad basada en la negación de los pilares fundamentales de la educación: la lectura y el pensamiento.

Crónicas deshumanizadas

“La nave vino del espacio. Vino de las estrellas, y las velocidades negras, y los movimientos brillantes, y los silenciosos abismos del espacio. Era una nave nueva, con fuego en las entrañas y hombres en las celdas de metal, y se movía en un silencio limpio, vehemente y cálido. Llevaba diecisiete hombres, incluyendo un capitán. En la pista de Ohio la muchedumbre había gritado agitando las manos a la luz del sol, y el cohete había florecido en ardientes capullos de color y había escapado alejándose en el espacio ¡en el tercer viaje a Marte!”. Con este pasaje comienza el cuento “La Tercera Expedición” de Crónicas Marcianas.

El portal de la literatura fantástica y de ciencia ficción @literfan, comenta que su libro preferido es éste, por su profundo poder evocador. Al escritor mexicano Alberto Chimal @albertochimal esta obra le parece la más destacada de Bradbury por la forma en la que condensa una visión entera de la vida en una visión del futuro.

Javier @javromara afirma que la novela encierra a todos los Bradburys, melancolia, poesía, humor, terror… Para Luis Felipe ‏‪@Rokko69_RM, el relato “Encuentro nocturno” recogido en Crónicas Marcianas le dejó huella porque trata de dos seres que coinciden en un lugar pero pertenecen a épocas diferentes. Por alguna razón pueden verse y comunicarse. Creo que las relaciones humanas, las importantes, tienen mucho de eso. Sincronizas por un breve suspiro con quien amas.

Guillermo @casiopeaexpres responde que está contada desde el extrañamiento y no desde la empatía y porque unos negros se compran un cohete. Para @Antonomasico se trata de una colección de relatos fabulosa, pionera en el género; llena de fantasía, reflexión y poesía.

Ricardo https://www.facebook.com/ricardo.acevedoesplugas, uno de los directores de la revista digital miNatura,  nos contesta que le gustó en especial el relato Los músicosporque muestra como un grupo de niños se mete a jugar entre los ya destruidos hogares de una ciudad marciana muerta. Allí encuentran y juegan con los cadáveres y calaveras de seres que habían sido marcianos. Sin embargo, lo hacen rápidamente debido a que los “bomberos” -en referencia a Fahrenheit 451 – llegarían pronto a quemar los restos de esas ciudades marcianas destruidas.

Manuel @mahernandezg, el autor venezolano de Yo, Virtual (publicada bajo demanda y disponible en Kindle) reconoce que la obra le gusta porque fue mi primer libro de Bradbury y por enseñarme que los marcianos, a fin de cuenta, somos nosotros mismos.

La bióloga y escritora canadiense Julie Czerneda https://www.facebook.com/JulieCzernedaOfficialFanPage nos responde: Aunque hay muchas historias de Ray Bradbury que me llaman la atención, Crónicas Marcianassigue siendo mi favorita. Aporta la elegancia y la gracia de la fantasía, el realismo y el valor de un trabajo literario popular y la capacidad para maravillar incluida en la mejor ciencia ficción. Bradbury sabía cómo apelar a la imaginación y siempre conseguía reunir las palabras para trasnmitirla. Le echaremos de menos.

El astrofísico y escritor Miguel Santander @migusant nos comenta que Crónicas Marcianas es casi poesía en prosa. Jesús @Jesusdelrio66 reconoce que la obra le gustópor el escalofrío de reencontrar a tu padre muerto y las lágrimas por las oportunidades perdidas.

Gavin Rothery no se resiste a contarnos que siente debilidad por la adaptación televisiva de este título: Aparentemente Ray la encontraba aburrida. Era realmente lóbrega y permaneció conmigo en mi niñez: ciencia ficción de la vieja escuela. La veía cuando era muy pequeño y  aunque no podía seguir la historia, las imágenes me persiguieron, sobre todo las ciudades muertas y los girocópteros.

Pablo @pbuydid confiesa: siempre me apasionó Crónicas Marcianas. Nunca pude leer Farenheit 451. Aparte de eso, he leído cuentos cortos de él (Bradbury) por la mezcla de emociones en sus relatos. Desde relatos emotivos hasta los que te llenaban de suspenso. Me hizo vivir la Aventura. Sergi @SergiBellver afirma: no puedo elegir entre Farenheit 451 y Crónicas Marcianas porque las dos son obras maestras. La editorial con sede en Barcelona, Ático de los Libros ‏‪@AticoLibros resalta también esta obra por lo que representó para nosotros leerla de jóvenes.

Tatuajes animados, viajes temporales y veranos fantásticos

“El hombre ilustrado era una acumulación de cohetes, y fuentes, y personas, dibujados y coloreados con tanta minuciosidad que uno creía oír las voces y los murmullos apagados de las multitudes que habitaban su cuerpo”. De esta forma se describe en la historia homónima al individuo tatuado cuya piel es un lienzo interactivamente visual.

Para Francisco Juarez @DANZAFRACTAL su obra favorita de Bradbury es sin duda, es El Hombre Ilustrado… Maravillosa marea de historias alucinantes sin relación, aparte de su belleza u horror… Para el escritor Mateo Coronado @mateocoronado los relatos recopilados en El hombre ilustrado creo que siguen de actualidad por el sentido profundo de sus relatos, que no han perdido actualidad. Como la buena literatura, sabe envejecer.

José Antonio @librosybitios también ha elegido este libro por la variedad y calidad de escenarios y tramas. Elías, desde su blog Sentido de la Maravilla @odo resalta El hombre ilustrado por la capacidad de evocar imágenes con cada historia.

Muchos de los que respondieron a nuestro llamamiento no pudieron decantarse por una única obra de Bradbury. El escritor y periodista José Luis Merino, autor del blog Ladrones de Fuego de El País, nos cuenta: adquirí hace muchos años cinco libros de Bradbury, porque tenían dentro cuentos cortos -era la época de búsqueda afriebrada por las historias cortas- (…) editados por Minotauro-Edhasa (…) No me acuerdo cuantos de esos relatos leí. [Bradbury] tal vez que fuera quien primero se empeñó en ”caminar por el espacio”.

El blog Literatúrame @literaturamenet recuerdan los clásicos indispensables Crónicas Marcianas y Farenheit 451 además del cuento largo Halloweniano o los cuentos de El Hombre Ilustrado. ¡Todo bueno!

Para el cineasta Alex de la Iglesia @AlexdelaIglesia lo mejor de Bradbury se puede experimentar en el cuento Tiranosaurius Rex recogido en la antología  Las maquinarias de la alegría (Minotauro). Al escritor Juan Gómez-Jurado ‏‪@JuanGomezJurado le gusta particularmente. El país de octubre (Minotauro) porque me sobrecogió su cruda profundidad. Jean ‏‪@jean_mallart destaca otro título: Cuentos espaciales (S is for Space) de Lumen, que es un poco como El hombre ilustrado pero más redondo (e ignoto).

Alberto @Moguei responde: mi obra preferida de Bradbury es el relato El ruido de un trueno, trascendental para futuras obras sobre viajes en el tiempo. Su atmósfera, su cuidado punto de partida y su impactante final han contribuido de manera evidente al género de la  ciencia ficción. Este cuento está recogido en el libro Las doradas manzanas del sol (editado por Minotauro).

@TAKHISISEAM reconoce que su obra preferida es El ruido de un truenoMe gustan las implicaciones que puede tener un viaje temporal al pasado y cómo puede alterar el futuro. Salvador @sbautlo coincide y añade: me gusta el tópico de la ciencia ficción del viaje en el tiempo.

La escritora Amy Thomson https://www.facebook.com/amy.thomson.75 nos revela que su libro favorito es El vino del estíoen parte porque está hermosamente escrito. Empecé a leer ciencia ficción al mismo tiempo que aprendía el alfabeto: AsimovBradbury y ClarkeBradbury me enseñó a amar un bonito estilo de prosa a una edad en la que la mayoría de los niños aún leían libros con ilustraciones. Devoré sus colecciones de historias cortas que dejaron una profunda huella en mi gusto literario. Pero El vino del estío (Minotauro) destaca como una obra perfecta.

Gregorio Belinchón @gbelinchon, periodista de cine de El País, ha elegido también El vino del estíoporque yo también pasé veranos extraños en mi infancia, aunque no como ese que mezcla lo fantástico y lo real.

Maria @mselke01 reconoce que su obra favorita es la versión ilustrada de Homecoming, aunque también me gusta De la ceniza volverás (Minotauro). [Del primero] me encanta la extraña familia con su hijo extrañamente normal y de qué manera muestra el tema recurrente de la integración.

Luis @addkerberos, una de las cabezas pensantes detrás de la publicación digitalmilinviernos, menciona Remedio para melancólicos (Minotauro) y la describe como una colección de relatos distinta a Crónicas Marcianas -que también adoro. Porque aunque pertenece al universo de las “Crónicas” no pretende un hilo temático, sus historias son más desenvueltas.

El escritor británico China Miéville ha querido colaborar en este humilde homenaje a Bradbury a través de un correo electrónico. En sus propias palabras “su texto clave para mí es una historia corta llamada El hombre del piso de arriba, por su imaginería incansablemente macabra, camuflada por su habitual tono encantador y la imagen que presenta al final. Es un trabajo extraordinario.

El blog por fin se pronuncia. Pero no habla. Le veo encharcado en un mar de bits. Debe ser que las criaturas virtuales no lloran. Expresan su tristeza dejando caer jirones de información. Sin duda, la pérdida de Bradbury le ha afectado más de lo que a el/ella/ello le gustaría admitir.

Quiero dedicar esta entrada a @RCardonet que también nos ha dejado. No creo en paraísos o reencarnaciones pero si en el poder de la imaginación. Por eso quiero pensar que seguramente estará compartiendo una nave con Bradbury camino al cinturón de asteroides de Kuiper y ganándole al Pasapalabra. Ya os echamos de menos.