Barcelonapunk

Hoy tenemos ración cuádruple: cuatro reseñas simultáneas de la misma novela, La República Pneumática de Jaume Valor Montero. Los blogs Fantástica Ficción de Leti Lara, La Biblioteca de Ilium de Miquel Codony y El Voracilector de Josep María Oriol se unen a este para opinar sobre una obra que hemos leído casi al mismo tiempo. Espero que os guste la iniciativa.

La República Pneumática es uno de los lanzamientos más esperados de la temporada literaria, respaldado por el sello Fantascy. Se presenta como una ucronía situada en la Barcelona de la época romana, y en la que la aparición de la tecnología de vapor muchos siglos antes de su llegada durante la Revolución Industrial, da lugar a un Imperio Romano muy diferente al que fue testigo la Historia.

Jaume Valor Montero

Esta obra marca el debut en la narrativa larga en español de Jaume Valor Montero, un arquitecto y profesor universitario. Me parece muy significativo que Valor sea arquitecto porque, desde mi punto de vista, la verdadera protagonista de la historia es la ciudad de Barcelona, descrita en una línea temporal alternativa no solo con extremo cuidado sino, yo diría, que con enorme afecto. Se puede apreciar la profesión de Valor no solo en las detalladas descripciones de los distintos escenarios, prácticamente todos urbanos, sino en la propia “arquitectura” (entendida como «estructura») de la novela: partes perfectamente diferenciadas que marcan fases distintas en la trama.

La República Pneumática (1. Baile de Serpientes) es la primera entrega de una trilogía que narra las aventuras y desventuras de un muchacho llamado Marcus Novus. Es una clara bildungsroman, una historia de paso de la edad infantil a la adulta, en la que el personaje transita por una época repleta de conflictos que le ayudan, precisamente, a conformar su carácter. En este sentido, y también por tener como escenario la ciudad de Barcelona, es imposible no pensar en La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón, que además también se desarrolla en la época de la Revolución Industrial, algo que se repite en La República Pneumática.

Aparte de tratarse de una novela de iniciación y de contar con un protagonista adolescente, la historia se presenta como un thriller de aventuras, con un asesinato que desencadena la sucesión de hechos necesaria para que Marcus emprenda su viaje iniciático: hay un momento de conflicto muy grave; seguido por una huida; más tarde por el encuentro con un maestro (una maestra en este caso) que le instruye; la pérdida del maestro y el comienzo de una fase de dura supervivencia callejera; el encuentro con un benefactor que le ofrece cobijo y la oportunidad de conocer gente poderosa; la resolución del grave conflicto del comienzo; la vuelta a casa, interrumpida por una nueva aventura que deja la puerta abierta a la segunda entrega de la serie.

La historia está narrada en tercera persona desde el punto de vista de Marcus, pero gracias a su inseparable compañero Hoc –el pequeño autómata de hojalata- podemos conocer el pensamiento del protagonista. Este es un recurso inteligente por parte de Valor y que recuerda a Nono, el robot compañero de Telémaco en la serie de dibujos animados Ulises 31. El uso de un compañero de viaje iniciático que funciona frecuentemente como la conciencia del protagonista es una técnica empleada desde el Sancho Panza de El Quijote. Como digo, me ha parecido un recurso inteligente, aunque a veces creo que el autor ha abusado un poco de él, haciendo que Marcus “escuchase” a su “yo-desdoblado” en situaciones de acción donde su atención seguramente estaría en otros menesteres. Además de la intrigante trama, la colección de personajes secundarios que se pasean por la vida de Marcus, junto con la multiplicidad de escenarios urbanos, aportan los elementos necesarios para dotar de agilidad a la acción. Sin embargo, en algunos casos la caracterización responde, en mi humilde opinión, a arquetipos tremendamente explotados, como ocurre con el retrato dickensiano de los niños de la calle, con la caracterización a lo Pat Morita de la maestra de artes marciales Jiàn o el rol de padre-héroe desplegado por el praetor Caius Verus.

Me ha parecido muy interesante la cantidad de personajes femeninos que aparecen en la novela y creo que forma parte del esfuerzo del autor por retratar una dimensión menos patriarcal de la Historia. Quizás en la Historia con mayúsculas las mujeres suelen ser invisibles, pero la historia con minúscula, entendida como los sucesos de la vida cotidiana que no siempre se recogen en los anales y en las crónicas, está repleta de ellas. En cuanto a los diálogos, a veces no hacen realmente justicia a las situaciones, y pareciera que todos los personajes hablan con la misma voz. Sin duda se trata de un aspecto que Valor mejorará en las próximas entregas porque es posiblemente una de las tareas más difíciles en cualquier producción literaria.

Las descripciones de los escenarios y el universo steampunk de la Barcelona romana son los grandes puntos fuertes de la novela. En muchas ocasiones era posible imaginar cómo serían las vías de la ciudad, la polución que reinaría en el aire, los edificios adaptados a la nueva tecnología, etc. Habría mucho que discutir sobre la atmósfera steampunk de la novela, de la misma manera que se debate sobre el propio sub-género: si hablamos de una estética en la que se envuelve a las novelas; o si va más allá y define algo más profundo, en tanto en cuanto propone un tratamiento particular de los temas, enfocados hacia la influencia de la tecnología en sociedades en las que el desarrollo social no acompaña ese crecimiento técnico. Un debate apasionante. Personalmente creo que la faceta steampunk de la novela viene más bien condicionada por su adscripción a la temática de historia alternativa. Valor no solo explora las repercusiones de los avances tecnológicos, sino que ahonda en las vertientes económica, política, educativa, cultural y social de la civilización que describe, a través de las escenas en la calle, en el acuartelamiento, en la escuela o en el bar de Jiàn. Como thriller juvenil, es una novela que consigue enganchar a atención del lector –aunque sea adulto- a través de una prosa correcta, fluida y de un ritmo vertiginoso.

Es una obra muy entretenida, con un woldbuilding bien conseguido y con muchas posibilidades en cuanto a desarrollo de trama que compensan de sobra los puntos menos fuertes.

Habrá que leer la segunda entrega y ver la evolución de la serie.

“La Corte de los Espejos” de Concha Perea: reseña y entrevista

Podéis disfrutar de esta entrada en inglés en el magnífico blog Sense of Wonder. A veces, no me reconozco. Se supone que pertenezco al fandom de la ciencia ficción y la fantasía, y en menos medida, al terror, y sin embargo aún existen ciertos sub-géneros con los que no acabo de congraciarme. Seguramente eso forme parte de algún defecto de fabricación o, simplemente, que tenga una sensibilidad más sintonizada con otros subgéneros. Pero es que sufro cuando todo el mundo parece, salvo algunas excepciones que no pueden llamarse “mundo” propiamente dicho, disfrutar con la fantasía épica o con la que incluye hadas y otros seres mágicos. Algo no debe andar bien dentro de mí. ¡Es anti-natural! Seguramente sea fruto de algún trauma infantil: quizás algún día hablé con alguna hada imaginaria y me aterrorizó que me respondiera de verdad. El caso es que tengo un problema, lo reconozco.

Pero como soy muy cabezota, no dejo de leer libros de “fantamagia”, más si el autor es nacional. Debo reconocer que he disfrutado con La Corte de los Espejos (Fantascy) de Concha Perea, aunque no se trate del tipo de historias que me atraigan. Tal como yo lo veo, se trata de un thriller ambientado en un mundo paralelo –TerraLinde-, uno en el que las criaturas mágicas son tan fuertes, débiles, despreciables, virtuosas o una mezcla de todo lo anterior como el nuestro.En realidad, se parece mucho al mundo real, solo que hay goblins, knockers, phokas, elfos, sátiros, hadas, etc, divididos en distintas facciones y grupos de interés.

Nicasia, la protagonista, es un ser mestizo –mitad hada, mitad gobling- y herido que carga a sus espaldas con numerosos traumas, y que vive una doble vida: es una ingeniera que regenta una taberna, pero también es la Dama RecorreTúneles, cabecilla de la Hueste Invernal dentro de la comunidad de las hadas. La narración parte de un crimen que reúne a Nicasia con varios personajes de su pasado y su presente en un viaje para descubrir a los asesinos. A través de dicho viaje, repleto de aventuras, conoceremos detalles de la difícil vida de la protagonista, así como de las intrigas políticas en TierraLinde. Para mí, lo más interesante de la historia es precisamente ese viaje personal de la protagonista y su contrapartida masculina, el phoka Dujal, aunque comprendo que a los amantes de la mitología les encantará esta novela repleta de personajes, escenarios y situaciones mágicas.

El estilo de Concha Perea es directo, claro y fluido, con diálogos bien armados y un gran trabajo a nivel de creación de personajes. En alguna entrevista a la autora he leído que desarrolló la historia en su blog y se puede advertir una estructura casi conclusiva en los capítulos, como si se trataran de episodios o textos por entregas. A veces, he llegado a despistarme por la cantidad de personajes secundarios que pueblan La Corte de los Espejos, pero eso se debe a las limitaciones de mi capacidad de concentración. Hubiera preferido algunos menos para poder centrarme mejor en sus historias, pero comprendo que TerraLinde no se va a plegar a mis deseos.

Me alegra que la protagonista sea un personaje femenino alejado de los tópicos, que odie, que luche y tenga arranques de rabia, que huela mal y que ame con pasión. En realidad, Dujal también es un personaje descarado y canallesco, una especie de reflejo en el espejo para Nicasia. La química entre ellos funciona y me gusta que se presente ese triángulo emocional con Marsias, el amante oficial de Nicasia. TerraLinde podía haberse llamado como cualquier pueblo o ciudad españoles, y las intrigas que se presentan en la historia serían extrapolables a un ayuntamiento, eso sí, echándole imaginación y exagerando mucho las cosas: partidos políticos con intereses encontrados, disputas sentimentales, confabulaciones y fraudes… Pero así es como yo lo he entendido. Sin duda, recomiendo la novela para los amantes del género fantamágico, los thrillers o la fantasía épica. Concha Perea ha encontrado un poco de tiempo para contestar algunas preguntas. Desde aquí quiero agradecerle su amabilidad y disposición, a pesar de que se haya inmersas en varios proyectos. La próxima cerveza, Concha, la pago yo.

Concha Perea

Concha Perea

Cristina Jurado: ¿Por qué es la fantasía tu camino? ¿Qué tiene ese género que no tengan los otros? ¿Es por las infinitas posibilidades en temas, escenarios y personajes? ¿Es por la libertad que ofrece para quebrantar las reglas de la física universal?









 Concha Perea: Pues creo que sí. Está la famosa frase de «escribe sobre lo que conoces» que es casi el pilar base de la escritura, pero no hay manera de conocer cómo es un dragón, ni puedes conocer la magia. Evidentemente toda novela, incluso las de fantasía, conllevan cierta documentación,
pero el género fantástica implica también el “sense of wonder”, esa capacidad de trabajar con las cosas según tu propia lógica y tus propias reglas.

CJ: Entonces, si entiendo bien, ¿el fantástico es el género que te resulta más familiar? ¿Por qué? ¿Es cierto que eres descendiente de una antigua estirpe de seres mágicos turdetanos de la antigua Orippo?

CP: Me encuentro muy cómoda en el género fantástico, quizás se deba a que soy descendiente de una larga estirpe de ardillas parlantes, poseedoras de un secreto ancestral para hacer galletitas. Aunque nosotras, las ardillas parlantes, opinamos que debatir sobre «qué es o no género fantástico» sería una charla larga, ardua y absurda. Los géneros están para ayudar a la editoriales y a los libreros a manejar los títulos con los que trabajan.

CJ: Ahora es cuando revelas el por qué de lo de las ardillas parlantes.

CP: Pues es una broma entre mi pareja y yo. Él siempre me ha llamado «Roedora» y no sé muy el motivo. El caso es que empezamos a hacernos bromas con el mote en las redes sociales. Además me gustan las ardillas y es culpa de Tad Williams.

CJ: El proceso de creación literaria es un fenómeno único y maravilloso, como los avistamientos de ovnis. Me gustaría conocer cómo planteas el desarrollo de una historia (novela o relato) desde el momento que recibes un encargo o tienes una idea hasta que la historia está lista para pasar a manos del lector.

CP: Doy miles de vueltas. Si es un relato, deshecho un montón de ideas antes de quedarme con una. Luego hago un esquema. Si es un relato lo hago en mi cuaderno Tardis que, definitivamente, es más grande por dentro (dentro tiene un montón de mundos esperando a ser explorados) y luego, con el esquema y la documentación que necesite, me pongo a escribir. Si es una novela, compro un cuaderno entero, y me vuelvo loca haciendo esquemas y ejes cronológicos. Planifico muchísimo.

CJ: Tienes fichas de personajes?

CP: No tengo fichas de personajes: tengo culebrones. Suelo hacer fichas personalizadas de los personajes y a veces son tan largas que me asusto. Y eso que la mitad de la información no la utilizo, pero es bueno que esté ahí. Nunca sabes cuándo la vas a necesitar.

CJ: ¿Por qué es tan importante contar con tanto material sobre los personajes?

CP: Eso depende del escritor. Yo siempre digo: «sin personaje, no tengo historia», pero es porque pienso antes en los personajes y en su creación que en la historia en sí. Construir sus biografías me ayuda a hacerlos crecer y a dar profundidad a la trama.

CJ: Esa construcción de biografías tan minuciosa que realizas, ¿consideras que ayuda a proporcionar una voz propia al personaje?

CP: Es vital: cuantos más datos tengo sobre los personajes y más cosas sepa sobre ellos, mejor trabajo con ellos y puedo darles diferentes modos de hablar: sé como van a reaccionar, como interactúan. Es mucho trabajo previo, pero luego facilita la escritura. Merece la pena hacerlo.

Nicasia, la protagonista de «La Corte de los Espejos»

CJ: La Corte de los Espejos es una novela fantástica para adultos, aunque presenta muchas de las características propias de la novela negra: un crimen, una investigación, personajes llenos de sombras, una forma de hablar coloquial, intrigas políticas como reflejo de una sociedad decadente… Me recuerda a la reflexión de G. R. R. Martin sobre Juego de Tronos, que para él es como Los Soprano en una tierra fantástica. ¿Por qué crees que se produce esa intersección entre el género fantástico y la novela negra?

CP: ¡Porque son los géneros que más molan! (Es broma, es broma). Siempre he pensado que es imposible que una novela se limite a un género. Juan Ramón Biedma es un reconocido autor de novela negra y, sin embargo, en sus libros suele coquetear de un modo inquietante con lo esotérico y lo extraño. A veces llega a rozar el terror. La mayoría de las novelas de China Miéville son casi ensayos sociológicos. Victoria Álvarez escribe historias de aventuras, con fantasmas y sucesos paranormales. No creo en la “mezcla de géneros”, creo que más bien deberíamos dejar de intentar etiquetar las historias que leemos.

CJ: Cuando uno incluye la magia en el worlbuilding de su historia, corre el riesgo de que se le mire por encima del hombro, como si se tratara de un recurso que atenta contra la credibilidad de lo contado. En tu caso, no solo haces que tus personajes utilicen hechizos sino que diriges la historia a los adultos, no a lo niños ¿No te parece una decisión arriesgada? ¿Qué aporta la magia a una historia de claroscuros como La Corte de los Espejos?

CP: Los anglosajones hablan del “sense of wonder”. La magia está de un modo u otro en las historias fantásticas que me gusta leer, incluso en las más adultas y era algo a lo que no quería renunciar. No me imaginaba un mundo de hadas sin magia. No pensé en el público al que iba destinada la historia, pensé en lo que me gustaba leer a mí.

CJ: La pregunta del millón ¿qué te parece el panorama actual del género en nuestro país? ¿Por qué?

CP: Es prometedor pero me inclino por la cautela. Parece que las editoriales han visto que es un buen momento para el género, tenemos una generación de autores muy prometedora y están surgiendo nuevos sellos con apuestas muy interesantes, pero ahora hay que ver si cuaja: que los certámenes que están surgiendo se consoliden y que dejemos de ser esa “literatura menor” en la que los medios de comunicación y el entorno académico aun nos encasilla. Queda mucho camino por recorrer.

CJ: ¿De qué manera crees que han influido las redes sociales en la profesión de escritor? CP: El aspecto positivo es que puedes comunicarte con los lectores sin filtros. Recibes un feedback muy interesante, pero es un arma de doble filo: “tener presencia en las redes sociales” puede convertirse en una obligación ingrata, o en una obsesión que te quita mucho tiempo para escribir.

TerraNova 3: más y mejor

TerraNova, publicada por Fantascy, se ha convertido en tan solo unos años en una marca sinónimo de calidad dentro de la literatura de ciencia ficción en nuestro país. Iba a decir eso de “referente” pero no estoy segura de que al editor y a los involucrados (traductores, editorial) les gustase tal apelativo, cuando pienso sinceramente que no es el objetivo que persiguen. La audacia de Mariano Villareal de habilitar un vehículo para reunir narrativa breve internacional y nacional en un momento en el que pocos apostaban por las antologías, es encomiable pero, además, demuestra una visión muy acertada del mercado.

Las antologías son apetecibles porque permiten una lectura fragmentada: no es necesario leer los relatos de manera lineal y su disfrute se puede intercalar con otras lecturas. En mi caso, que tengo un claro déficit de concentración, son objetos maravillosos que me permiten entrar en otros mundos por espacio de unos minutos, sin pedirme demasiado tiempo a cambio.

A veces he tenido la sensación de que Villareal me había leído el pensamiento a la hora de seleccionar las obras que componen este tercer volumen. “¿Cuáles son algunos de tus autores favoritos, Cristina? Dime unos cuantos y te los reúno en una antología.” Egocentrismo 2.0, lo sé. Voy a intentar explicarme.

China Miéville

Ya es conocida mi querencia por China Miéville. El británico ofrece una rara combinación dentro del género, ya que es capaz de desarrollar ideas sorprendentes, lujosamente trabajadas, con una prosa muy por encima de la media. Me entero hace unos meses que un relato suyo será incluido en TerraNova 3 y, después de pre-comprar el libro en Amazon, es el primer texto que leo. “La Cuerda es el mundo” no es un relato en el sentido tradicional: no hay personajes ni una trama a la que estén adscritos. Se trata más bien de una pieza especulativa, una suerte de introducción a un futuro a medio plazo. Una de las cosas que me gustan de Miéville es la profundidad de sus ideas, enraizadas en una atenta reflexión sobre el destino del ser humano, y las implicaciones sociales y económicas de sus elecciones tecnológicas. Este relato me gusta y mucho, precisamente porque Miéville se evita el lastre de los personajes, la parte de sus historias que no está a la altura del resto, en mi humilde opinión. Teniendo en cuenta que el británico no es un autor fácil de traducir, la labor de Juan Carlos Pavón Pavón es realmente meritoria.

Ken Liu

“Mono no aware” del norteamericano Ken Liu fue el segundo relato que leí, aunque ya lo conocía en su versión en inglés. Me sorprendió gratamente la traducción de María Pilar San Román Navarro, capaz de transmitir el poder evocador del norteamericano con una prosa muy cuidada. Antes de nada, debo confesar que tengo un problema con Liu. Me parece un escritor de buenas ideas, pero éstas no logran emocionarme. El sentimentalismo del que hace gala en sus textos no me llega en absoluto. Ya sé que solemos achacar a la ciencia ficción su frialdad, su incapacidad para conectar con los sentimientos a favor de ideas elaboradas con posos científicos y poder especulativo. Y comprendo que Liu intenta ser un revulsivo, pero hay algo en su manera de abordar los temas que me repele un poco. Y no porque sea poco interesante el abordaje desde culturas asiáticas, eso es un punto a su favor, sino porque es previsible y yo necesito que me sorprendan un poco más. En concreto, este relato es de los que menos me han gustado de la producción de Liu, pero entiendo que pueda gustar a otras sensibilidades menos frígidas que la mía. De cualquier manera, aplaudo su inclusión en la antología, pues creo que el norteamericano es una de las voces más interesantes del género actual, precisamente por ofrecer una alternativa a las historias anglocéntricas.

Confieso que tenía mucha curiosidad por leer “Prolag” de Ricardo Montesinos, un autor que me gustaría que produjera más. Su prosa es muy fluida, sin artificios efectistas, pero repleta de matices sutiles que hacen reflexionar al lector: justo lo que me interesa. He disfrutado mucho con la historia de Montesinos, un monólogo dramático, no solo por el tono sino por recordarme a una pieza escénica. Esta historia se inicia con uno de los mejores comienzos que he leído en mucho tiempo:

Es un poco triste, pero la vida de una persona puede resumirse hasta caber dentro de una caja: un montón de fotos, algunos diplomas, unos cuantos recortes de periódico… Aquí está toda nuestra historia, nuestros triunfos, nuestros fracasos. Todo condensado y clasificado, ordenado por su fecha.

Montesinos consigue, con una narración sobre el determinismo cognoscitivo de la lengua sin pretensiones, todo lo que Liu no consigue, es decir, me engancha, me provoca reacciones emocionales y me incita a la reflexión. Me ofrece, por tanto, todo lo que yo le pido a un buen relato. Creo que es uno de los mejores relatos de la antología.

Jorge Baradit

“La policía del karma” del chileno Jorge Baradit es un viejo conocido. Llevo siguiendo de cerca la trayectoria de este escritor desde que lo descubrí hace un par de años y ya había leído este relato. Baradit siempre logra sorprenderme por la riqueza y originalidad de sus referencias, aunque a veces peque de reiterativo. Lo que me interesa de este autor es su sincretismo temático, su forma autóctona de entender el ciberpunk y de integrarlo con la riqueza cultural chilena y sudamericana.

Jonathan recibió con excitación el gesto de alerta de su comandante. Una vez que diera la señal para comenzar el asalto los intercomunicadores se encenderían, pequeñas dosis de ayahuasca entrarían en sus organismos y la coordinación sería perfecta. Todos serían una sola mente con la mama Tierra como un enjambre de abejas de carne y pólvora.

Precisamente es su capacidad para sorprenderme en cada línea, la fuerza de las imágenes que describe y sus asociaciones de ideas lo que más me atrae de la narrativa del chileno. Solo espero que siga sorprendiéndome por muchos años.

Paolo Bacigalupi

No entiendo por qué no he leído nada de Paolo Bacigalupi hasta ahora. Sé que hay recopilaciones de sus relatos en nuestro idioma y que ha recibido numerosos reconocimientos en los últimos años, pero hasta ahora no me había cruzado con un texto suyo. Admito que me atrajo el poder disfrutar de la magnífica traducción de Manuel de los Reyes, un profesional cuya labor admiro desde que le conocí a través de las redes sociales. “El jugador” es un relato no solo capaz de atrapar en sus redes a una licenciada en Ciencias de la Información como yo, sino a cualquier persona consciente de la influencia de los medios de comunicación. También me gusta el trasfondo histórico y familiar de la narración, mucho más sugerente e interesante que el de otros relatos. Leer “El jugador” ha despertado en mí unas ganas incontrolables de consumir más narrativa de Bacigalupi.

Liu Cixin

“¿Quién cuidará de los dioses?” de Liu Cixin está traducido directamente del mandarín por Javier Altayó, un gran acierto ya que la equiparación de significados es más fluida al no mediar la traducción inglesa. La historia de Cixin se desarrolla como una narración oral, como si un bardo del futuro contara a una audiencia esta tragicomedia en la que podemos percibir hasta la gestualidad de los personajes cuando hablan. Cixin utiliza una prosa sencilla, casi naive, para transmitir poderosas ideas relacionadas con el futuro de la humanidad, su papel en el universo y la forma en que otras civilizaciones pueden percibirla. La especulación exo-humana del autor chino es, a pesar de su componente alienígena, tanto o más humana que la terrestre y, como hacen las buenas historias, deja la puerta abierta a la meditación sobre nuestra propia naturaleza. “¿Quién cuidará de los dioses?” me ha dejado con ansias golosas de leer The Three-Body problem, la primera entrega de la saga de Cixin que se ha traducido al inglés.

Eduardo Vaquerizo

“M34” de Eduardo Vaquerizo es una historia sobrecogedora que habla de la otredad, concretamente de la mirada del monstruo. También es un thriller biopunk situado en un futuro en el que la medicina es capaz de reparar profundos daños físicos. Vaquerizo consigue crear con gran éxito un futuro a medio plazo caracterizado por extraordinarios avances médicos y tecnológicos. Es en la confluencia entre ambos donde se origina el conflicto que genera la trama. Debo reconocer que las páginas finales me recuerdan al final de otro cuento, esta vez de Borges (La casa de Asterión) y uno de mis favoritos por cierto, en el que también se habla de la mirada pesimista del monstruo desde su propio punto de vista. En el relato de Vaquerizo hay dos monstruos, uno humano y otro no, que los convierte en criaturas torturadas y conscientes de su otredad. Como se trata de uno de los temas que más me interesan a nivel personal he disfrutado mucho con las aventuras de la protagonista -Susana del Río-. Creo que el relato tiene implicaciones filosóficas profundas que sería muy largo desgranar pero que lo convierten en uno de mis preferidos de esta antología.

Sofía Rhei

Conozco varias de las obras de Sofía Rhei, algunas de ellas muy íntimamente, y fue una grata sorpresa enterarme de que había ganado un lugar en esta antología a través de la convocatoria abierta. “Ánima” es una historia biopunk asentada también en el futuro no muy lejano, en el que la reproducción humana requiere de complejos procesos y no todo el mundo es fértil. Una de las críticas que se suelen hacer a la ciencia ficción es su torpeza para integrar aspectos humanos en las historias: muchas veces faltan sentimientos y personajes creíbles que sirvan para exponerlos. El relato de Rhei explora este terreno, desde las relaciones de pareja a las paterno-filiales a la manipulación emocional. Creo que la autora ha sido capaz de crear un futuro posible, mucho más aterrador de lo que podría parecer a simple vista, con una prosa fluída y evocadora que engancha y consigue emocionar. Algo nada fácil.

Miguel Santander

“La epopeya de los amantes” de Miguel Santander es un relato suméricamente teslépico, un término acuñado al alimón con su autor. Estructurado en dos partes: la primera narra una antigua leyenda sumeria que sirve de excusa temporal para las aventuras que se describen en la segunda parte. El protagonista es el inventor y hombre de ciencia Nicola Tesla, reivindicado desde hace unos años como uno de los cerebros más brillantes de su época e injustamente olvidado por la historia, y su máquina capaz de viajar en el tiempo. Las aventuras se suceden con mayor aceleración hasta llegar a una conclusión épica, si se me permite la expresión, en el sentido de legendaria, pues se mezclan algunos elementos históricos reales con numerosos fantásticos. ¿Es posible declarar los viajes en el tiempo como ciencia ficción y no como fantasía? Quizás podríamos definirlos como fantaciencia o ciencia fantalizada. Creo que Santander ha mejorado respecto a obras anteriores en lo que respecta a construcción de personajes y se maneja con más soltura en los esqueletos narrativos tradicionales. Es loable que no se quiera encasillar como un escritor de ciencia ficción dura e intente explorar todo tipo de temáticas, como ya lo hizo con La costilla de Dios, su novela divinepunk.

Paul McAuley

“La decisión” de Paul McAuley es un relato ambientado en una Gran Bretaña inundada debido a los efectos devastadores del cambio climático pero que se ha adaptado a una vida en palafitos y pequeñas islas. Después de todo, los británicos son ya islanders. El joven protagonista ve su vida completamente alterada cuando un artefacto alienígena desciende a la superficie terrestre. Raúl García Campos traduce de manera impecable una historia innecesariamente larga. ¿Cómo hace Villareal para rodearse de profesionales de la traducción de esta calidad? ¿A quién le ha vendido el alma? Esta historia propone un escenario muy interesante pero es tan lenta y tan atropellada en ciertos momentos que desconcierta. Es una pena que una idea con tantas posibilidades, simplemente como metáfora de la xenofobia (se me ocurre, por ejemplo, hacia ciertas ideas religiosas venidas de Oriente Medio), no se desarrolle de una manera más eficaz. El protagonista se mantiene siempre bloqueado, inmerso en un inmovilismo que bien pudiera representar un desinterés vestido de tolerancia.

Emilio Bueso

“La próxima vez que se desate la tormenta sobre nosotros” de Emilio Bueso es un relato geriantopunk que nos presenta un mundo distópico en el que la naturaleza reclama la Tierra y se dedica a castigar al ser humano. El relato de Bueso en la antología Mañana Todavía de Fantascy me gustó mucho más que este, cuyo final no he entendido. Probablemente se deba a que no le llego a coger el paso al autor valenciano, que me deja como una sensación de coitus interruptus: parece que lo bueno va a llegar y nunca llega.

El interminable empellón del mundo hecho nevera duró hasta el alba.

A Bueso, en mi humilde opinión, le sienta mejor un estilo más sobrio que el que desarrolla cuando utiliza eslóganes para escribir novelas. También entiendo que él defienda su estilo, y muy bien que hace, porque es difícil desarrollar uno propio. Para mí, el Bueso contenido gana en calidad y hace justicia a sus buenas ideas.

TerraNova 3 es una antología que ha superado, para mí, TerraNova 2, que ya contaba con estupendos autores y obras. Me parece una iniciativa imprescindible en el panorama actual del género en español, porque aúna textos de reconocidos autores internacionales con los de escritores solventes y con nuevos talentos que empiezan a despuntar en las letras españolas. El equipo de Villarreal, desde los traductores a Elías Combarro scout para obras internacionales-, destaca por su profesionalidad y profundo conocimiento de los entresijos de la literatura de ciencia ficción. Deseamos larga vida a este proyecto, y que otros muchos se sumen para seguir apoyando el género que más nos maravilla.