Amor fraternal: “Shriek: An Afterword” de Jeff Vandermeer

“¡Quiero tener un hermano!”. Hoy me he levantado con esta frase, más reivindicación que petición, pronunciada por el blog bien temprano. Debería estar tipificado como abuso doméstico postular a estas horas sin haber dejado que la otra parte –o sea, yo- ingiriera su dosis de cafeína mañanera. Ya os podéis imaginar que tuve que hacerme otra taza de café porque la primera, aquella que sostenía mientras me desperezaba, acabó en el suelo pasto de mi shock.

El blog dice sentirse solo. No lo entiendo. Tiene a su mascota – “Banny” el banner inoportuno-, tiene su trabajo al frente de su tienda online de camisetas con mensajes absurdos pero pegadizos y tiene a un montón de amigos “enredados” a través de Internet. Bueno… y me tiene a mí. Pero ya sabéis, creo que lo he mencionado en otras entradas, que el blog es insaciable y creo que últimamente está desarrollando peligrosas tendencias megalomaníacas. Lo quiere todo… y lo quiere ya.

Apelo a su vanidad e intento explicarle que no puedo crear otro blog porque de ese modo no podría dedicarle el tiempo que exige. Entonces me habla de la necesidad vital de compartir su existencia con un ser que lo comprenda y quiera a partes iguales y que se encuentre en un nivel familiar similar. No quiere un primo lejano ni una abuela que lo consienta: quiere un@ herman@.

Trato de convencerlo de que no hay sitio para otr@ más en esta familia. Me mira intensamente pero sé que no me escucha. Cuando termino mi parlamento coloca frente a mí Shriek: An Afterword de Jeff Vandermeer y con una sonrisa triunfante se levanta y se va.

Cuando el blog sonríe, yo suelo suspirar. Sé que su alegría suele implicar que me lanza algún reto. Y yo… tengo serios problemas para negarme a afrontar desafíos. La adrenalina comienza a hervirme en la venas cuando empiezo a leer el libro y en pocos minutos, me olvido del aquí y el ahora.

Shriek: An Afterword es la historia de dos hermanos, Janice y Duncan Shriek, cuya vida revuelve entorno a Ambergris, una ciudad decadente que esconde secretos bajo su suelo. En realidad ¿no es así en toda ciudad que se precie? La novela se enmarca en el sub-género conocido como new weird, que el propio autor definió en una antología del mismo nombre como un tipo de ficción especulativa que incorpora y reinterpreta elementos de la fantasía y la ciencia ficción. Este trabajo de reinterpretación suele aplicarse a escenarios urbanos construidos atendiendo a los detalles y a una coherencia que roza el costumbrismo de tramas, personajes y lugares.

El libro aún no está disponible en nuestro idioma y es la Factoría de la Ideas la única editorial que publica en España otro título de VandermeerVeniss soterrada.

Esto no es un epílogo

Shriek: An Afterword tiene en realidad poco de epílogo y mucho de diario co-escrito en tándem por los hermanos Shriek. Lo que comienza siendo el colofón a las notas abandonadas por un historiador caído en desgracia, termina convirtiéndose en las memorias lúcidas y perturbadas por igual de su hermana galerista, también venida a menos. Lo más extraordinario es que en el texto se intercalan comentarios realizados supuestamente a posteriori por Duncan, el desdichado historiador, que regresa brevemente de su particular caída a los infiernos para matizar las memorias de su hermana Janice.

Lo de los hermanos Shriek es un desencuentro continuado a lo largo de las 450 páginas. En ningún momento Janice y Duncan coinciden en su interpretación de los hechos y la narración se desarrolla entre matices, reproches velados, incisos, precisiones y aclaraciones. Su vida está inexorablemente ligada a la de la metrópolis que los acoge, tanto en sus ascensos a la fama y la fortuna como en sus descensos a la indiferencia social y la precariedad.

La relación entre hermanos es complicada y está repleta de pliegues que obstaculizan un entendimiento mutuo, ansiado en todo momento pero nunca completamente conseguido. Los celos, el sentimiento de culpa, la obsesión y el amor fraternal impregnan la historia a través de una prosa que explora con angulosa profundidad los sentimientos de los personajes principales.

Hay que reconocer que las parejas de hermanos de distinto sexo no se prodigan demasiado como protagonistas en el género, a excepción de Paul y Alia Atreides, Luke Skywalker y la princesa Leia o Hansel y Gretel. Por eso es interesante descubrir cómo Vandermeer ahonda en la compleja relación fraternal hasta exponer sus cimientos a través de frases antológicas. Hay tantas en este libro que tengo las páginas emborronadas con kilómetros de subrayados:

“La vergüenza es algo bueno. Significa que estás vivo y que te importa lo que piensen los demás”.

“Mis nuevos mejores amigos eran, como podía suponerse, personas deprimidas y suicidas. Siempre digo que si quieres deprimir aún más a alguien con tendencias suicidas, no tienes más que confinarlo con otros que quieren quitarse la vida.”

“Me sentí malinterpretado porque todo el mundo temía comprenderme”.

Como Planeta vs. Alfaguara

¿Alguna vez habéis leído una obra en la que dos editoriales fueran capaces de detentar el poder cultural y fáctico hasta el punto de desencadenar una guerra civil como consecuencia de sus rencillas comerciales? Si queréis disfrutar de una historia así, Shriek: An Afterword es vuestra novela. Ambergriss se transforma en el campo de batalla elegido por Hoegbottom &Sons y Frankwrithe & Lewdenm, las editoriales que Vandermeer inventa para ejemplificar el colapso y renacimiento de la megalópolis. Es como si Planeta y Alfaguara se disputaran el control de Madrid. De esta manera el autor nos sumerge en una atmósfera de conflicto militar-callejero en el que ambas partes juegan sucio y donde se vislumbra la influencia que el subsuelo, la ciudad debajo de la ciudad, ejerce sobre Ambergriss. Los Gorros-Grises (los “Grey-Caps”), el objeto de la obsesión vital de Duncan, son seres fúngicos que todo el mundo ha avistado pero cuya existencia que casi nadie termina de aceptar. Relegados a vivir bajo tierra, estos seres parecen dispuestos a reclamar la ciudad que una vez fue su hogar y en la que ahora viven de prestado Janice, Ducan y el resto de ciudadanos en Ambergriss. Infectado física y psíquicamente por los Gorros-Grises, el propio Duncan experimentará en su cuerpo la transformación que convulsiona a la ciudad desde sus raíces subterráneas.

Vandermeer nunca descubre por completo a los Gorros-Grises, sino que juega con el lector al escondite a través de testimonios de encuentros que no se saben si son producto de potentes alucinógenos o de la mente enfebrecida de los protagonistas. Las esporas se respiran en cada hoja, con cada vuelta de página y uno siente la desazón, la zozobra y la melancolía que su presencia provoca. Es refrescante zambullirse en una obra en la que los escritores son considerados como “celebrities” y en el que el mundo editorial goza del prestigio social reservado en nuestro mundo a los poderosos.

El texto arrolla, hiere, disculpa y enternece, y no necesariamente en este orden. La colección de relatos City of Saints and Madmen y la novela Finch son las obras que completan el tríptico del escritor norteamericano en el que radiografía a la ciudad-escenario. La lectura de Shriek: An Afterword ha conseguido que me emocionara y que releyese varias veces algunas de sus geniales frases. Aunque a veces el viaje por el subconsciente de los hermanos Shriek sea tortuoso, merece la pena dejarse “torturar” por sus palabras.

El blog cree que me ha convencido de darle un herman@ porque el libro me ha gustado tanto que no dudo en recomendarlo.

Alma cándida…

…quizás lo que estoy es barajando la posibilidad de darlo en adopción… (Risas demoníacas estilo Dr. Evil)

 

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