Entrevista a la editorial digital Fata Libelli

Este blog nació con la necesidad de apoyar, alentar y dar a conocer la literatura de ciencia ficción, en particular, y de fantasía, en general. También surgió para dar voz a autores menos conocidos, aunque nunca desaprovechemos la ocasión de entrevistar a los renombrados, y a proyectos independientes, especialmente en el ámbito del género en español. Además, el blog quiere servir de plataforma para divulgar iniciativas protagonizadas por mujeres, ya sean escritoras, editoras o ilustradoras, porque su voz –sencillamente- aún se oye menos.

La joven editorial digital Fata Libelli representa todas las cosas en las que cree este espacio. Desde que comenzó la andadura del sello, hace sólo unos meses, sus fundadoras/directoras/editoras Silvia Schettin y Susana Arroyo han lanzado al mercado en español obras de gran calidad de escritores excepcionales, poniendo tal mimo en las traducciones, maquetación y en el desarrollo de los prólogos que una se pregunta si no estará ante un espejismo, si no son una maniobra de los poderes fácticos para desviar la atención sobre la crisis.

Algo raro esconden, es imposible que antologías como “Hic sunt dragones” (con relatos de Tim Pratt), “Sui Generis” (con historias de Reggie Oliver, Mark Samuels y Quentin S. Crisp) o la inminente “Ad Astra” (con textos de Peter Watts) no guarden algún oscuro secreto. Se trata de obras que recogen textos arriesgados por su formato (novellas o relatos cortos que solo tienen cabida en colecciones monográficas o en las páginas de los fanzines) y por su temática (lo extraño e inverosímil que se cuela en la cotidianidad, en eso que los entendidos llaman Weird o New Weird). El blog y so os recomendamos los e-books de esta editorial que, no solo proporcionan productos de calidad a un precio muy asequible, sino que los ponen a disposición del lector sin DRM.

Me dispongo a entrevistarlas, ya que amablemente acceden a una charla, para desvelar aquello que ocultan. Podéis consultar esta misma entrevista en inglés en el blog amigo Sense of Wonder de Elías Combarro.

Cristina: ¿Cómo os conocisteis?

Silvia: Conocí a Susana hace ocho años gracias a un grupo de amigos en común. Aunque suene un poco gafapasta, no fue tanto este grupo de amigos roleros comunes lo que nos unió (de hecho, creo que habremos jugado solo una partida juntas) sino el que las dos fuéramos filólogas y nos interesara la teoría de la literatura. Es más, durante un tiempo incluso quedábamos los viernes por la noche con alguna amiga más para discutir preguntas de examen entre canapé y canapé. Noches salvajes de filólogas: no es lo que tú esperas.

Susana: Diría que fue hace unos ¿ocho años?, gracias a amigos comunes en el entorno de nuestro grupo de juegos de rol. Ambas éramos filólogas y a ambas nos apasionaba la teoría literaria, así que no tardamos en hacernos amigas. La idea de montar un negocio juntas no surgió hasta mucho después y casi podría decir que nos pilló por sorpresa a las dos.

Silvia (a la dcha.) y Susana (a la izq.) en pleno brainstorming

C: Una editorial no es una iniciativa que surja de un día para otro. Lleva detrás, seguramente, una intensa labor de investigación sobre la industria editorial, sobre las leyes relacionadas a la propiedad intelectual y los derechos de autor, así como un asesoramiento financiero y logístico. ¿Podrías contarnos cómo engendrasteis a la criatura? 

Susana: En efecto, el parto de la editorial fue largo y muy laborioso. Ambas llevábamos años trabajando en el mundo de la traducción y la edición, pero no sabíamos mucho en realidad sobre cómo montar una empresa. Primero tuvimos que pasar por los trámites generales de creación de un negocio (el papeleo para conformar una sociedad, darse de alta en diferentes registros, informarnos sobre cuestiones de impuestos, etc.). Luego, nos pusimos en contacto con asesores legales para informarnos en detalle sobre temas de propiedad intelectual y de protección de datos (para vender por internet y enviar boletines tienes que garantizar la privacidad de tus usuarios). A continuación, tuvimos que contratar asesores fiscales para que nos ayudaran con cuestiones de contratos, pagos al extranjero, tributación y gestión del IVA (ese injustísimo 21% de IVA con que están gravados los libros electrónicos). Las cuestiones financiaras y logísticas han sido más sencillas, porque los libros digitales no requieren tanta inversión inicial y no hay que almacenarlos ni distribuirlos físicamente, pero sí hemos invertido bastante tiempo en decidir su diseño y en tratar de hacerlos reconocibles y carismáticos. En total, diría que hemos tardado un año entero en parir a la criatura, y aún hoy nos pide de comer muy a menudo.

C: Dado que lleváis un blog en el que abordáis temas estrechamente relacionados con la fantasía en sus múltiples vertientes ¿cómo veis la situación del panorama nacional del género?

Silvia: Cuando empezamos el blog fue porque queríamos escribir sobre literatura fantástica desde una perspectiva teórica pero sin hacerlo de una forma demasiado densa o sesuda, porque nos apetecía acercarnos al género desde esa pulsión ensayística que a veces nos posee con «entusiasmo» platónico (¿ves?, es que es muy loco todo… ¿Un canapé?). Y la cuestión del género en España también es una de esas preguntas inevitables para las que se han aportado respuestas de todo tipo: mucho se ha dicho sobre si falta una tradición sólida como la anglosajona, que si faltan editoriales con apuestas serias, que si sigue siendo un mercado de nicho con pocos escritores y aun menos lectores… De todos modos, parece evidente que el género está de moda, aunque eso sea lo menos importante, pues las modas siempre son pasajeras. Lo importante es lo que dejan cuando se marchan: ese terreno abonado y ese caldo de cultivo fértil en el que creemos que crecerán una miríada de nuevas ideas, estilos y géneros.

«Sui Generis» de Fata Libelli, recopilación de relatos de Reggie Oliver, Mark Samuels y Quentin S. Crisp

C: ¿Hay alguna editorial ahí fuera que toméis, si no totalmente quizás en parte, como modelo?

Susana: Profesamos una gran admiración por la editorial canadiense ChiZine. Publican libros de gran calidad literaria, cuidan los diseños, se manejan con igual soltura entre libros de papel y libros digitales y han sabido crecer de forma lenta pero imparable. También nos gusta Angry Robot por su habilidad para involucrar a sus lectores y por su valentía a la hora de experimentar con ideas nuevas. Además, hay otras editoriales que admiramos por su capacidad para apostar por libros poco convencionales y por haberse sabido ganar el cariño de sus lectores, como Chômu Press, Tartarus Press, Small Beer Press y, como no, la fantástica Valdemar.

C: El título del sello procede de un texto en latín del gramático Terentianus Maurus (siglo II) y cada obra está publicada bajo un título también en latín. ¿Se trata de una maniobra para dominar mentes a través de extraños conjuros en lenguas clásicas, a que sí?

Silvia: Como comprenderás no voy a desvelar nuestro plan maestro así a vista de todo el mundo, así que no voy a contestar a esta pregunta ni negativa ni afirmativamente, sino todo lo contrario.

C: Es muy tópico preguntar a un editor por sus lecturas favoritas, sus autores fetiche, los géneros que más frecuenta… A través de las obras que proponéis en Fata Libelli se pueden vislumbrar las respuestas a esas hipotéticas preguntas. A mí me interesa descubrir algo nuevo que sea menos evidente. ¿De qué tipo de literatura huyes? (No dudes en poner cuantos ejemplos se te antojen)

Susana: No rehúyo ningún género ni forma literaria por principio, pero es cierto que los grandes éxitos comerciales forjados cada temporada en los talleres de la industria editorial no me suelen interesar. Si un libro me parece bien escrito, cualquier tema, argumento o género puede resultar apasionante, y su interés no se borrará pasados unos años, al contrario de lo que sucede tan a menudo con los superventas de moda.

Silvia: Huir no huyo nunca de ningún tipo de literatura, salvo quizá de cualquier cosa que ponga Coelho, aunque naturalmente tengo mis preferencias. Lo que sí puedo decir, siquiera pobremente, es lo que me atrae, o al menos en parte. Hay lectores que se sienten frustrados por los relatos o los formatos más breves porque siempre quiere saber más: qué le ocurre a determinado personaje cuando termina un relato, si tendrá hijos, si prosperará el matrimonio, por qué actúa cómo actúa. A mí me sucede al contrario: disfruto con esa sensación de incertidumbre en la que hay más preguntas que respuestas, atisbar la profundidad de un mundo o de un personaje que no terminan de explicarme. Me gusta ese misterio tanto en relatos como en novelas, sean del género que sean.

C:  Si no ejercierais vuestras profesiones actuales ¿a qué crees que se dedicaría vuestra compañera?

Silvia: Susana es una persona con tanto talento, tan inteligente y con tanta capacidad de organización que podría dedicarse a miles de cosas si se lo propusiera. Y todas a la vez. Y aun así tener tiempo para hacer más cosas en el tiempo libre entre cosa y cosa. Egoístamente, estoy contenta de que la edición la haya rescatado de las fauces de la vida académica, pero si no se dedicara a la loca tarea de editar libros seguro que se habría embarcado en cualquier otro proyecto genial que aunara el mundo digital con la literatura. Yo ya no me la puedo imaginar haciendo otra cosa, no porque no sea capaz, sino porque creo que ha nacido para esto.

Susana: Si Silvia no fuera traductora, supongo que también podría imaginarla gestionando un restaurante vegetariano situado en algún remoto pueblo gallego perdido en el corazón de la montaña. Esa Silvia posible tendría a su cargo una docena de mascotas y escucharía heavy metal mientras cocina recetas con seitan y tofu.

«Hic Sunt Dragones» de Fata Libelli, antología de relatos de Tim Pratt

C: Seguro que hay un libro que sueñas publicar un día. Ese libro «perfecto» ¿cómo sería»?

Silvia: No sé si existe eso del libro perfecto, pero de momento estoy tan feliz con ver cómo sale adelante, pasito a pasito, renqueando a veces, este proyecto nuestro que la emoción del momento presente lo llena todo y no necesito pensar en el futuro (más allá del «Azathoth, Azathoth, haz que podamos vivir de esto para poder seguir publicando libros», se entiende). Naturalmente que a veces en la soledad de mi cueva se me ocurren ideas locas, algunas impracticables y otras quizá no tanto; por ejemplo, últimamente me atrae mucho el tema de las ediciones bilingües. Pero, como decía, de momento estoy tan ocupada y entusiasmada con el día a día que los sueños no me quitan el sueño. Además, lo bueno es que la edición digital es una criatura relativamente bisoña y cuyas posibilidades están aun por explotar, así que espero que sigamos aquí para seguir experimentando a medida que se vayan produciendo esos avances.

Susana: Ay, no creo en la existencia del libro perfecto, me temo, pero sí confío en que algún día los estándares del libro digital evolucionen hasta el punto de permitir experiencias de lectura más enriquecedoras y complejas. Hoy en día los libros digitales convencionales tienden a ser poco más que unas líneas de código con algunos estilos y, a veces, unos cuantos recursos multimedia, pero estoy convencida de que dentro de unos años podremos hacer libros digitales comerciales más bellos, más ricos y que funcionen bien en cualquier dispositivo.

C: En el blog de Fata Libelli habéis publicado post muy interesantes sobre el Weird, poco conocido aún en nuestro país. Me gustaría conocer un poco más tu relación personal con este género: cómo lo conociste por vez primera, qué te atrajo de él, qué autores sigues y por qué, y qué te interesa de esa mezcla tan extraña y familiar al mismo tiempo de referencias que propone.

Silvia: Bueno, no sé si es poco conocido o simplemente la gente no lo asocia con ese nombre; Lovecraft es de sobra conocido y fue él mismo quien acuñó el término y sentó los precedentes. Poco importa, en todo caso. Las etiquetas son un ejercicio intelectual interesante y hasta divertido, pero lo que de verdad importa es que la gente lo lea. En mi caso, tengo que confesar que siento una debilidad especial por la literatura de terror, que parece a veces la hermana fea del trío de fantásticos; fea en ventas, fea en lectores y fea en reputación. De pequeña leí muchísimos libros de aventuras pero en cuanto descubrí el terror, especialmente los cuentos, intenté devorar cuanto encontraba, desde los clásicos de la novela gótica a lo que me llegaba de terror contemporáneo, pasando, cómo no, por todo lo que publicara Valdemar. Ah, y también esperaba con ansia la llegada de los domingos por la noche para escuchar el programa de radio «Historias». La novela gótica estaba bien, pero, efectivamente, tenía fórmulas muy gastadas (de ahí que tenga su parodia). También M.R. James, si lo piensas, pero recuerdo sus cuentos como algo distinto la primera vez que los leí. Poe me petó la cabeza. A partir de ahí traté de leer más cuentos de ese estilo, desde Le Fanu a E. F. Benson o Vernon Lee. Mi respuesta es, por tanto, una perorata nostálgica, me temo, pero es lo más sincero que tengo. No siempre es fácil racionalizar por qué te gusta lo que te gusta y tengo miedo de que la racionalización de ese gusto termine convirtiéndose en una invención concebida de forma inconsciente para agradar a mi interlocutor y así salir del paso. Me gusta, ya lo he dicho, esa sutil extrañeza un tanto siniestra y perturbadora (¿o quizá reveladora?) de la realidad atisbada entre líneas tan presente en mucho de esos autores. 

China Miéville, el autor multi-tatuado, en todo su esplendor

C: Es sabida mi debilidad por un autor weird multi-tatuado, con alopecia voluntaria, doctorado en Relaciones Internacionales y con un talento tan especial que hace que tenga que pellizcarme cuando leo sus historias para preguntarme ¿esto es real o lo estoy soñando? Bromas aparte, Silvia (traductora al español de «La Ciudad y la Ciudad»), me gustaría que me contaras -ahora que nadie nos oye- tu encuentro con él durante una entrevista que te concedió el año pasado, si hay algo que te sorprendió de él y por qué (puedes explayarte a tu antojo)

Silvia: Bien sabes que compartimos debilidad, tú, yo y media internet. Hay una cola bien larga, no pun intended. Recuerdo un vídeo en el que lo apodaron «sexy beast». Para ponerle un poco en su sitio diré que me resulta gracioso cuando me encuentro con alguien muy leído, pero no lector de género, que no ha oído hablar de Miéville en su vida, por más que haya salido en The Guardian. Está bien, será nuestro secreto, pienso.

Yo le había preguntado si me concedería una entrevista por correo electrónico para publicarla en el blog personal que tenía por entonces, porque siempre me siento más cómoda escribiendo y hablando y porque en la vida se me habría pasado por la cabeza preguntarle otra cosa. Pero dijo que ya no concedía entrevistas escritas porque le llevaban mucho tiempo, pero que cualquier otra opción sí. Así que era el momento, muy loco, de preguntarle si podríamos vernos un rato en Londres si yo iba hasta allí. Me dijo que se sentía azoradamente halagado y yo me apresuré a mencionar que aprovecharía para hacer una escapadita a Londres con mi novio. Pensé que lo del novio le tranquilizaría sobre mis intenciones. Tuvo a bien citarme en una cafetería pública, de todos modos, porque claro, igual el novio tampoco tenía muy buenas intenciones. Nunca se sabe.

Me llamó la atención que tuviera ademanes de Jack Sparrow, siempre lo digo. Me pareció sumamente divertido. Y lo alto que es. Me hubiera gustado que me dejara tocarle los bíceps, pero no creo que aquello hubiese sido apropiado. Por lo demás, no me sorprendió nada: había visto tantas entrevistas suyas y se comportó de forma tan correcta que no hubo espacio para la sorpresa. Menos aun en la hora escasa que duró la entrevista. Envidia sí que hubo, mucha, porque envidio en general a la gente que sabe hablar en público con una oratoria elocuente, y cualquiera que haya visto una entrevista suya sabe que China lo es. Además, hablar en un idioma que no es mi idioma materno siempre me hace parecer mucho más boba de lo que en realidad soy, y teniendo en cuenta de que cuando me toca hablar con gente siempre parezco más tonta de lo que en realidad soy, aquella acumulación de imbecilidades podría haber empañado la imagen que se llevara de sus admiradores españoles. Lo bueno es que se ve que le gusta hablar, así que tampoco hace falta que tú digas mucho: entornas los ojos y pones un leve ceño de pensador ruso y ya, parece que lo entiendes todo y que eres muy listo.

Está claro que es un escritor muy cerebral, que siempre tiene clarísimo lo que quiere hacer y cómo, y eso queda patente en cada reflexión suya sobre la literatura. Y sin embargo no es una inteligencia fría, sino que exuda carisma. También me gustó ver que tenía un móvil con Android. Bien, China, bien, pensé.

De la entrevista salí con un plan maestro para conseguir que China llegase a ser mi amigo, pero nada, me temo que no pudo ser.

El Kraken, icono del género weird y de las tapas en zonas costeras

C: ¿Por qué hay menos voces femeninas en la fantasía, sobre todo en ciencia ficción y terror, en nuestro país?

Silvia: Sinceramente, no sé si estoy capacitada para dar una respuesta claro, pero lo intentaré con una opinión. Para esto ha habido también comentarios del todo dispares, tanto aquí como fuera de nuestras fronteras: que en parte es una cuestión de números, pues hay muy pocos escritores, pero hay todavía menos escritoras; que hay muy poca gente escribiendo género, de las cuales un mínimo son mujeres, porque aquí no tenemos esa tradición que han cultivado los países anglosajones; que simplemente hay menos mujeres interesadas en la ciencia ficción, sobre todo, y el terror que hombres, y luego «introduzca aquí su explicación biologicista»; que hasta ahora ha sido un club de machos orgullosos de serlo; que se empuja abiertamente a las mujeres a escribir fantasía porque es para lo que se supone que valen y pocos comprarían un libro de ciencia ficción escrito por una mujer; que hay mujeres haciendo cosas de género pero que no se promocionan como tal no sea que alguien salga huyendo; que los personajes femeninos en muchas obras de género, cuando los hay, suelen dar bastante penita por lo que no se favorece en absoluto la identificación supuestamente necesaria para engancharse a una obra; que vamos a ver a qué llamamos «género». No lo sé. Quizá la respuesta más acertada sea una mezcla de todo esto y de más cosas que se me escapan ahora mismo, en diferentes grados.

Sin embargo, lo mismo ocurría con el «es que no hay chicas que jueguen al rol» y ahora el número de mujeres en unas jornadas es mucho mayor que el de hace unos años. No digo que sea necesariamente comparable, pero que, teniendo en cuenta que el imaginario fantástico está ahora mismo por todas partes, especialmente en los medios audiovisuales, no será de extrañar que parte de esa semilla germine y surjan más escritoras (y las editoriales se arriesguen a publicarlas y a promocionarlas como escritoras de género).

Susana: Por fortuna, en mi experiencia personal nunca me he topado con ningún editor así, pero tengo la impresión de que este tipo de problemas de encasillamiento se ve con más nitidez en el mundo editorial anglosajón, donde existen subgéneros comerciales con públicos muy bien definidos por sexo (el caso de la famosa «chick lit») y donde las editoriales sí tienen muy en cuenta todo esto a la hora de contratar autores. J. K. Rowling es el ejemplo por antonomasia de escritora que tuvo que tirar de iniciales para ocultar su sexo por petición de sus editores, pero también Tim Pratt ha publicado novelas como T. A. Pratt porque su editorial le dijo que una novela de fantasía urbana con protagonista femenina no vendería bien si parecía escrita por un hombre.

En Fata Libelli, este año hemos publicado a muchos más hombres que mujeres, pero el año que viene parece que será justo al contrario. No es algo que hayamos planeado, la verdad, publicamos autores que nos interesan sin conceder especial importancia a su sexo. En cualquier caso, parece claro que el número de lectoras de género y de escritoras aumenta cada día en España, así que es probable que el panorama cambie mucho en los próximos años.

C: Últimamente se están produciendo muchos movimientos en las colecciones dedicadas al género fantástico, desde la reabsorción de RBA Fantástica por RBA, Timún Mas, etc… ¿cómo ves el futuro de la industria -no de la literatura- en nuestro país a corto-medio plazo?

Susana: Creo que el futuro dependerá bastante de la paciencia que estas grandes editoriales tengan y de sus expectativas de ganancias a corto plazo. El género es, por definición, un mercado de nicho, pero todo el mundo anda a la espera de que en los próximos años se vaya volviendo cada vez más popular entre los lectores generalistas, al igual que ha sucedido con la novela negra y la erótica gracias a un puñado de best-sellers. Por otra parte, lo que nosotras sí tenemos bastante claro es que los libros digitales y las iniciativas de crowdfunding facilitarán que en los próximos años veamos aparecer muchos proyectos de literatura de género pequeños, arriesgados, alternativos. Un tipo de edición que, si bien nunca sería rentable a gran escala, sí permitirá mover muchos textos minoritarios que hasta ahora nadie quería arriesgarse a publicar. En este sentido, me parece que los próximos años van a ser muy interesantes en la industria, tanto en el sector más comercial como en el de la edición más independiente.

C: El elevadísimo IVA de los libros digitales en nuestro país ¿de qué manera dificulta la rentabilidad de una iniciativa como Fata Libelli?

Susana: Si el IVA de los libros digitales dificulta ya la rentabilidad de cualquier editorial tradicional, en el caso de las puramente digitales supone un problema básico. Tener que pagar un veintiuno por ciento de IVA margina al libro digital frente al de papel (como si el libro electrónico no fuera también un objeto cultural), incrementa su precio de cara a los lectores y deja a los editores y a las librerías españolas desprotegidas frente a empresas que pagan impuestos en otros países (Amazon es el ejemplo más conocido). Nosotras esperamos que, a corto plazo, esta situación cambie y los libros digitales alcancen por fin el mismo estatuto que los de papel.

C: ¿Planes de futuro?

Silvia: Como ya sabes, aparte del libro de Peter Watts que está a punto de salir, y el especial de Navidad, también hemos anunciado una breve antología lovecraftiana para febrero, con Caitlín Kiernan, Laird Barron y Elizabeth Bear. En abril publicaremos una colección de relatos de Reggie Oliver, a quien tenemos especial cariño por su amabilidad, sí, pero también por su arte y su dedicación a un género tan especial y específico. Después, aunque las fechas están por confirmar, sacaremos una colección de relatos de Elizabeth Bear, publicaremos otra de Nina Allan. Eso es lo que te puedo confirmar (ya sabes que si no está firmado mejor no decir nada), pero por supuesto que seguimos dándole duro al scouting. Nos gustaría publicar más ciencia ficción dura, pero la búsqueda está siendo difícil.

En un futuro sí que nos gustaría publicar cosas más largas, aunque seguimos creyendo en el relato y en la novella como parte esencial del sello y eso no va a cambiar. Muchos planes requieren mayor inversión, con lo que se puede decir que lo que podamos hacer dependerá del éxito de la editorial. Pero tenemos paciencia y sabemos que es un proyecto a largo plazo. A pesar del vértigo que da pensar en ello, nos da cierto consuelo y esperanza pensar que nuestra editorial fetiche ChiZine dijo en la charla de la WorldCon que este era el primer año que podían quitarse de encima la incertidumbre de si tendrían que cerrar. Así que nada, a resistir.

Sólo me queda agradecer a Silvia y Susana, Susana y Silvia su enorme generosidad a la hora de responder a mis preguntas indiscretas. No sé de dónde han sacado tiempo para hacerlo, aunque sospecho que tienen varios clones en la nevera. Desde aquí, aplaudimos su trabajo, del que iremos dando buena cuenta durante lo que esperemos sea mucho, mucho tiempo.

2 comentarios en “Entrevista a la editorial digital Fata Libelli

  1. Con lo que casi lloro es con lo de las ediciones bilingües. ¡Me encantaría!

    Ya hace algunos días que leí la entrevista, claro, pero estaba ojeando Ad Astra y pensaba que me gustaría muy mucho poder leer los originales, aunque debo decir que las traducciones de Manuel de los Reyes (me pasa lo mismo con las de Silvia y algún otro, pocos) son de las pocas que me gusta leer.

    Toda la entrevista es genial, enhorabuena a las entrevistadas, la entrevistadora y el blog.

    • Gracias por comentar Miquel. El blog está como loco y a mí me anima mucho saber que hay gente ahí fuera que se lo pasa bien con las entradas 🙂 ¡Nos leemos!

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